Antes de comenzar a recorrer mundo, la mayoría de nosotros hemos soñado con cientos de destinos lejanos, que luego acabaríamos visitando, a través del cine. Pirámides bajo el sol del desierto, lagunas color esmeralda, junglas impenetrables, montañas nevadas, ríos de aguas salvajes o castillos milenarios: atractivos indispensables que han supuesto la mejor promoción turística para los países que acogieron sets de rodajes de películas que acabaron convirtiéndose en grandes clásicos. Aquí te presento algunas de las películas que, en mi opinión, más y mejor potencian eso que los ingleses denominan espíritu wanderlust y que tanto condiciona el modo de vida de los que amamos viajar por encima de todas las cosas.

Green Tropical Tiki Party Portrait Invitation (1)

Australia – Tracks

Una de las mejores películas que he visto en los últimos años. Basada en la historia real de Robyn Davidson, una mujer que atravesó más de 3.000 kilómetros de desierto australiano con la única compañía de su perro y cuatro camellos. No haré spoilers para no fastidiar a los que no la conozcáis pero cuenta con momentos realmente emotivos, de esos que te dejan al borde de las lágrimas. La película no se pudo grabar en los escenarios reales (el oeste australiano) que recorrió esta aventurera pues eran bastante inaccesibles para transportar todo el equipo de rodaje y personal que la grabación requería. Pero a cambio se buscaron parajes muy parecidos en el sur de Australia, en los Flinders Rangers y Coffin Bay concretamente. También se grabaron escenas en el norte, en la montaña sagrada de Uluru  y en la Kings Creek Station.

tracksss

Estados Unidos – Easy Rider

Si hay una road movie por excelencia, es esta. Dennis Hopper y Peter Fonda junto a un Jack Nicholson que hacía sus primeros pinitos en el cine y que nos dejaron una película brutal con temas de Jimi Hendrix y Steppenwolf (mítico ese «Born to be wild») amenizando este viaje por carretera donde las drogas y el desenfreno retratan de manera fiel lo que se vivía aquellos años en la sociedad norteamericana. Carreteras sin fin, pueblos polvorientos y mucho macarrismo en un film que con el paso de los años se ha convertido en una película de culto y que, como los mejores vinos, mejora con el paso del tiempo. Pocas películas han expuesto de tan cruda manera la búsqueda y sobre todo el derecho que tenemos cada uno a nuestra propia libertad, la masacre que Vietnam produjo entre la juventud yankee y el espíritu rebelde que muchas personas, jóvenes y no tan jóvenes, demostraban en aquella época.

Pese a su escaso presupuesto y partir desde el principio como un icono del cine independiente, «Easy Rider» caló desde el primer momento en los corazones de muchos que enseguida se vieron identificados con estos dos melenudos pendencieros que a bordo de sus Choppers llevaban al máximo la filosofía del american way of life.  Y además nos dejó como legado una de las mejores fotografías de la historia del cine: los paisajes de Louisiana, Utah, Nuevo México, California y Arizona, donde fue rodada, fueron unos de los principales «culpables» de mis propios roadtrips por Estados Unidos años más tarde. God bless America.

easy

Islas griegas – Mamma Mia!

Un musical maravilloso que hizo las delicias de todos los que somos fans de ABBA y que además es ideal para estas fechas veraniegas. Aunque en la película la isla se llamaba Kalokeri, en realidad esta es ficticia y las islas elegidas para el rodaje fueron Skopelos y Skiathos, que pertenecen al archipiélago de las Espóradas. El escenario más idílico era esa bellísima ermita de Agios Ioannis Prodomos, en una pequeña colina que se adentraba en las aguas turquesas del Mar Mediterráneo. Pero también se rodó en las playas de Milia, Glisteri y Kastani, así como Amarantos, Nisi, el puerto de Skiathos y la playa de Agnontas. En Damouchari también podemos encontrar otro de los escenarios de rodaje, una pequeña playa escondida que es lo más parecido al paraíso.

mammamia

Japón – Memorias de una geisha

Particularmente, me gusta más el libro que la película (y aún así, creo que hay mejores novelas sobre geishas) pero reconozco que hay pocos films que hayan retratado de un modo tan especial la espectacularidad del País del Sol Naciente. Y eso pese a que la mayor parte de la película fue rodada en rincones japoneses de California como el Jardín Japonés de San Francisco o los Jardines Hakone de Saratoga. Sin embargo, hay escenas inolvidables inmortalizadas en algunos de los rincones más bellos de Kyoto, caso de Fushimi Inari (ese túnel de toriis rojas es de los más bonitos que he visitado en Japón), el bosque de bambú de Arashiyama, los templos Yoshimine y Kiyumizu-dera o el santuario Heianjingu. Eso si buscamos el Japón más tradicional. Porque si lo que nos atrae es ese Japón futurista, ahí tenemos «Kill Bill», «Lost in Traslation» y sobre todo «Blade Runner»: esta última, aunque pretendía imaginar un Los Angeles del futuro, basó su fotografía en las luces de neón de Tokio y sus estrechos callejones.

geisha

Canadá y Alaska – Insomnio

Fabuloso thriller de Christopher Nolan, quien comenzaba a asomar la cabeza en Hollywood tras el éxito de su anterior film «Memento». Un angustioso argumento que engancha desde el primer segundo. Pero si hay algo que hace adictivo a «Insomnio» es ese extraordinario reparto de paisajes en los que se va desarrollando esta vibrante trama en la que un atormentado Al Pacino intenta investigar un asesinato sin poder pegar ojo: los inconvenientes de viajar a Alaska en una época del año en que el sol no se esconde en ningún momento. Aunque la película está ficticiamente ambientada en Alaska, en este territorio sólo se tomaron vistas aéreas (de las que cortan la respiración, eso sí) y algunas escenas en Hyder y Valdez. El resto de la película se grabó en Canadá, en lugares como Port Albeni, Stewart, Woodfibre y Vancouver.

insomnio

Cuba – Habana Blues

Cuba es música y la música es Cuba. Si aún no conoces la isla más bella del Caribe, una buena forma de irte introduciendo en las calles habaneras es «Habana Blues». Con una de las mejores bandas sonoras de los últimos años, recorremos La Habana en esta obra maestra de Benito Zambrano, probablemente la mejor película de su filmografía. Y lo hacemos de la mano de Ruy y Tito, dos músicos curtidos en mil y una batallas que sueñan con un contrato discográfico que les lleve de gira por todo el mundo y se debaten al mismo tiempo entre esas ansias por abandonar esa tierra reprimida por un gobierno dictatorial y el amor a una patria de la que cuesta desligarse. Envueltos por blues y rock n’ roll asistimos a la realidad cubana, a veces trágica, otras alegre, siempre orgullosa, en uno de los mejores retratos que se han hecho nunca de una ciudad única en el mundo.

HABANABLUES

Nueva Zelanda – El Señor de los Anillos 

Peter Jackson lo tenía realmente difícil a la hora de llevar a la gran pantalla uno de los libros más aclamados de la historia de la literatura. Recrear visualmente los fantásticos paisajes de la Tierra Media que Tolkien creó en su imaginación era una empresa complicada. Sin embargo, el director cuyos comienzos con «Bad Taste» y «Braindead» poco podían presagiar hacia donde iría encaminada su carrera posterior era consciente de que había nacido en el que está considerado el país más bonito del mundo: Nueva Zelanda. Por dicho motivo y aprovechándose de los espectaculares espacios naturales que brindaban las dos islas neozelandesas, rodó por completo la trilogía en su país. Más de 150 localizaciones que la Oficina de Turismo de Nueva Zelanda recibió con los brazos abiertos, ya que el éxito de las películas incrementó enormemente la llegada de turistas: hoy en día uno de los destinos más visitados del país es precisamente Hobbiton, pueblo ficticio que se creó para el rodaje y cuyas bonitas casas visitan cada día miles de personas.

El Parque Regional Kaitoke pasó a convertirse en Rivendell, el río Hutt en el río Anduin, el Parque Tongariro en Mordor y Harcourt Park en los Jardines de Isengard; en Paraparaumu se recreó la batalla de los campos de Pelennor y se pueden encontrar diversas localizaciones en el pueblo de Glenorchy, en Arrowtown, el Monte Cardona, el río Waiau, el Monte Sunday, Takaka Hill en Nelson y los Southern Alps. En cualquier caso, si cuando llegas allí te abruma organizar la ruta, hay un montón de agencias de turismo que organizan itinerarios guiados.

Lord

París- Amelie

«Amelie» es de esas películas que las amas o las odias. Yo, como soy muy fan del cine de Jean-Pierre Jeunet y ahí estoy la primera cada vez que una obra suya llega a los cines, la considero una de mis películas favoritas, pese a que muchos la tachen de moñosa y edulcorada. Pero es que Amelie Poulain, como París, es tan dulce como la miel y disfruta, también como la ciudad del Sena, de ese espíritu infantil que jamás debería abandonarnos pese a que lleguemos a la edad adulta. Amelie es esa fantástica criatura con corazón de oro que siempre piensa más en los demás que en ella misma, ha sido la mejor embajadora de la ciudad del amor: miles de turistas llegan a París inspirados por la película y deseando recorrer los escenarios que veían las andanzas de tan entrañable protagonista.

Desde el encantador barrio de Montmartre con sus pintores bigotudos a la plaza de Saint Pierre a los pies de la basílica del Sagrado Corazón, desde la bonita parada de metro de Lamarck-Caulaincourt a la frutería del señor Collignon, desde el sexshop donde trabajaba Nino a Gare d’lest, la estación del fotomatón, desde la catedral de Notre Dame  al Café des Deux Moulins. Sí, reconozco que en mi último viaje a París, Amelie me sirvió de excepcional guía turística. Pero ¿quién mejor que ella para descubrirnos los indispensables rincones de una ciudad inolvidable?

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México- Tras el corazón verde

Aunque la historia ficticia transcurre en Colombia, esta divertidísima comedia de aventuras que se convirtió en uno de los grandes éxitos cinéfilos de los años 80 en realidad fue rodada principalmente en tierras mexicanas, especialmente en el estado de Veracruz, donde algunas de las escenas más arriesgadas se llevaban a cabo en acantilados o el río Antigua, así como la propia ciudad de Veracruz o el Fuerte de San Juan de Ulúa.

corazon verde

India – Salaam Bombay

Una película que, pese a estar estrenada y editada en España, es una semidesconocida para el público de nuestro país. Sin embargo, si a muchos de vosotros se os mencionase «La boda del monzón», entonces sí, probablemente más de uno os situariais un poco más al oír hablar de la directora Mira Nair, en el que fue su primer largometraje. Era el año 1988.

Los que se sientan plenamente ajenos al cine indio y no quieran entrar directamente al fenómeno Bollywood puro y duro, pueden utilizar como puente entre el cine occidental y el hindi películas como esta «Salaam Bombay» o «Lagaan: Erase una vez en India». Si nos centramos en «Salaam Bombay», tiene pocos puntos en común con la poderosa industria bollywoodiense. No hay números musicales, es más, me atrevería a decir que la banda sonora es, desgraciadamente, pésima (los primeros minutos de metraje están amenizados con los sonidos más netamente «made-in-baladas-de Los Chichos-horteras»). No existen héroes ni heroínas, sólo perdedores engullidos por las miserias de una ciudad que devora a sus propios hijos. Y lo más parecido a una historia de amor es la relación corrupta y podrida entre una prostituta sin destino ni futuro y un hombre abominable que en realidad quiere a otra mujer. Tal vez sus siguientes películas – «Kamasutra, una historia de amor» y «La boda del monzón» – sí fueron intentos dulcificados de llevar a Occidente una versión light del cine que arrasa en la India y buena parte del sudeste asiático (y aún así, pese a ese tufillo comerical, reconozco que son dos de mis películas favoritas por su espontaneidad y ese encantador aroma a comedia hindú).

Pero «Salaam Bombay» no es una invitación a la fantasía, a los cuentos de hadas, a los lujos, a la búsqueda del amor. Es un paseo por los bajos fondos indios a través de los ojos de un niño que no entiende lo que ocurre. Le rodean millones de personas desesperadas, ladronzuelos, prostitutas, proxenetas, estafadores, niños explotados.Y la excusa para el argumento del film: reunir 500 rupias para volver al pueblo con su familia, huir del horror para volver a otro horror menos malo. El retrato de una India que se devora a sí misma, con cada vez más bocas que malalimentar, mientras las grandes empresas de informática de Bangalore ganan diariamente millones de dólares en beneficios. Qué suerte tuvimos de que Mira se atreviera a mostrar las diferencias entre unos y otros, todos habitantes del país más paradójico del mundo.

salaam

Marruecos – Paris A Tout Prix

Paris A Tout Prix

Protagonizada por Reem Kherici, una francesa de origen tunecino, «Paris a tout prix» se mueve entre las películas de viajes, las comedias con un toque chick lit (aunque un chick lit muy afrancesado,nada que ver con sus paisanas inglesas o irlandesas) y, sobre todo, la crítica social.Y es que Francia, al igual que otros países europeos, parece tener un serio problema con la inmigración, vistos los resultados de las últimas elecciones europeas, donde ganó de largo el partido nacionalista de Le Pen, cuya máxima es «Francia para los franceses». La antigua Galia parece querer olvidar que su imperio colonialista a lo largo de los siglos tiene buena culpa de que en la actualidad siga siendo una de las grandes potencias mundiales. Han sido muchos los países que, amparados bajo un protectorado que lo único que hizo fue expoliar sus riquezas, han proporcionado mano de obra barata e incluso milicianos para las guerras. En este listado podríamos incluir a Túnez, la antigua Indochina, la Polinesia francesa, Argelia, Madagascar, Costa de Marfil, Mali, Líbano, Haití, Siria y un largo etcétera.

Entre ellos, destaca Marruecos, que fue ocupado por los franceses (una mitad ellos y otra los españoles) durante buena parte del siglo XX. Cierto es que a cambio dejaron en el país bereber un buen sistema de comunicaciones, una gran planificación agraria, una arquitectura que revitalizó las ciudades marroquíes y la llegada de artistas e intelectuales que elevaron el nivel cultural. Pero a cambio se llevaron como recompensa la explotación de los recursos naturales (muchos) y, repito, un montón de obra barata que les otorgó jugosos dividendos durante muchos años. El problema vino cuando Francia se retiró de Marruecos y fueron muchos los marroquíes que se sintieron con derecho (y de hecho lo tenían) a buscar una vida mejor en territorio francés. Porque hay que recordar que por mucho que se quejen los franceses, los marroquíes han seguido, ya en territorio galo, enriqueciendo la economía del país.

Maya, la protagonista de la película, es una marroquí que lleva viviendo en Francia desde niña. No sólo se siente francesa hasta la médula: es una niña pija que incluso reniega de sus compatriotas y que considera que ella no se junta con inmigrantes porque, según sus propias palabras, «son gentuza». No habla árabe, se avergüenza de sus raíces y hace más de una década que no pisa su país de origen, que dicho sea de paso, le repugna. El problema viene cuando absorbida por ese mundillo de la moda superficial en el que se mueve, con modelos de cabeza hueca y diseñadores caprichosos, olvida renovar sus papeles de residencia. Y en ese aspecto las autoridades galas son inflexibles. Da igual que tu vida esté más que consolidada y que seas ciudadano francés a todos los efectos: si los papeles dicen que tu situación es ilegal, te deportan sin miramientos y además de muy malas maneras. Es entonces cuando Maya comienza a experimentar en sus carnes lo que significa que te traten como a un ciudadano de segunda.

La llegada a Marruecos, y aquí sí que se ve la faceta de «película de viajes» de «Paris a tout prix», es un auténtico shock para Maya. Porque para más inri su familia vive en Marrakech, en mi opinión una de las ciudades más caóticas del país, y ya desde que en el mismo aeropuerto coge un taxi y empieza a vivir la odisea que supone la conducción allí, se siente totalmente fuera de lugar: no entiende el idioma, se siente escandalizada ante las costumbres locales (según ella todo está sucio, la gente grita, no hay orden ninguno) y lo único a lo que aspira es a volver a Francia. Su familia la acoge cual hija pródiga, pese a todo, y su padre se desespera al ver con qué alegría su hija se salta las imposiciones del islam acerca de no beber alcohol. Sin embargo, Maya poco a poco irá adaptándose a su nuevo mundo, aprendiendo a querer y valorar sus raíces y dándose cuenta que todos los países tienen sus cosas malas pero también muchas buenas, que los tabúes son una lacra social (esa escena en la que se cree a pies juntillas que en su nueva casa no hay cuarto de baño,como si todos los marroquíes vivieran en la Edad de Piedra!) y, sobre todo, que no hay nada más patético que ser un racista y encima serlo con los que son como tú. Asi que, aunque no hago spoilers ni os desvelo ningún detalle del resto de la película, como podréis comprobar estamos ante una fábula con moraleja acerca de lo nocivos que son los prejuicios, en un mundo donde a fin de cuentas todos aspiramos, de un modo u otro y condicionados por nuestros factores culturales, a lo mismo: ser lo más felices que podamos sin molestar al de al lado y, sobre todo, respetando los orígenes de cada uno.

4 comentarios

  1. Buenisimo!! Yo en mi blog hago muchas locaciones de peliculas y te agrego Medianoche en Paris que muestra hermosos lugares. Igual a quien no le gustaria conocer Paris jaja

  2. Motiva a realizar la maleta ahora mismo, coger el pasaporte e irse a viajar, en especial a Cuba. Excelente!!!

  3. Las dos primeras en la frente… jajaja Yo que creía que me había tragado todas las películas viajeras de la historia y resulta que aquí hay algunas que me han dejado en evidencia… Genial el post!! Un besazo 😀

  4. Jaja! Pues tanto «Tracks» como «Easy Rider», aunque muy diferentes la una de la otra, son dos peliculones ¡no dejes de verlas! Muchas gracias por tus palabras. ¡Un abrazo!

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