En los tres viajes que he hecho a Japón, cuando he regresado a España siempre he tenido al día siguiente de aterrizar una sensación extrañísima: la de darme cuenta de lo diferentes que son los modos de comportarse de la gente dependiendo del lugar donde hayas nacido y la educación que te hayan inculcado. Pongo el ejemplo de los viajes en metro, medio de transporte que uso a diario en Madrid para ir al trabajo. Normalmente suelo ir leyendo y para un lector no existe mayor comodidad que la de encontrarse en un vagón en completo silencio. Algo común en Japón donde en metros y trenes no sólo está prohibido el uso del teléfono móvil a no ser que se utilice en las plataformas existentes entre vagones sino donde además tampoco está bien visto lo de hablar y mucho menos en voz alta. En España, visto que es imposible conseguir un mínimo de tranquilidad cuando estás rodeado de adolescentes con música a todo trapo en el móvil (a más de uno he estado por regalarle mis propios auriculares), pasajeros que tranquilamente van viendo películas en la tablet con el volumen al máximo o de gente que habla a gritos de una punta a otra del vagón, el AVE inauguró el «Coche En Silencio». Un vagón que debería ser una norma en vez de una excepción y en el que los pasajeros se quejan de que muchos viajeros se saltan la normativa y hablan por teléfono o se tiran las tres horas de trayecto de conversación contínua con su compañero de asiento.

Ese tipo de actitudes son impensables en un país como Japón, donde el respeto al prójimo está por encima de todo lo demás. Si además tienes en cuenta que en un país donde sus 127 millones de habitantes estos se ven obligados a convivir codo con codo por la falta de espacio, no molestar al de al lado se convierte casi en una obligación. Pero básicamente es una cuestión cultural: el japonés se ha criado en un ambiente que a veces puede pecar de opresivo pero en el que las normas de buen comportamiento son imprescindibles. Llevan hasta tal punto su preocupación por lo que pensarán los demás si no saben comportarse (y la correspondiente marginación que ello les acarrearía) que sorprende ver cuando estás en su país que incluso estando borrachos como cubas intentan mantener la compostura. Jamás he visto en Japón a nadie pegando gritos ni intentando colarse cuando esperan el autobús ni señalando a nadie con el dedo. Tendrán también otras costumbres que a nosotros nos choquen y ante las que un occidental tuerza el gesto pero poco o nada puede reprochárseles a nivel cívico.

Durante mis viajes japoneses, me he topado con muchos extranjeros a los que dichas normas sociales parecen importarles poco o lo que es peor, acaso ni siquiera las conocen. Instruirse mínimamente acerca del comportamiento de un japonés en su vida diaria es básico y lo primero en lo que has de pensar a la hora de preparar un viaje a tierras niponas. No hacerlo te puede costar una mala cara (en ese aspecto los japoneses sí que no se cortan) aunque raras veces una reprimenda, pues su intachable buena educación unida a su timidez característica suele impedirles dar el paso de regañarte por algo que estés haciendo mal. Por eso es importante que atiendas a las recomendaciones que hoy vamos a darte y demuestres a los japoneses que nosotros podemos llegar a ser tan bien educados como ellos.

Descálzate cuando estés en un ryokan o casa particular

. Aunque en España no estemos acostumbrados (pero en Escandinavia sí) en Japón lo normal es que si entras en una casa te descalces y dejes los zapatos en la entrada, en un pequeño habitáculo llamado genkan: a nadie le gusta que la suciedad de la calle entre en el hogar. Y esto no ocurre sólo en las casas particulares, me he alojado en ryokans y hoteles donde era habitual que los huéspedes andáramos descalzos. No obstante, en muchos de ellos te dejan en la puerta de la habitación unas chanclas de cuero muy populares en Japón. Eso sí, si llegas a una estancia cubierta con tatami, tampoco debes usar dichas zapatillas.

Los cuartos de baño japoneses

. En Japón hay dos tipos de WCs. Por un lado, los modernísimos con un mando adicional que calientan el asiento para que no se te enfríe el trasero, ponen música ambiental o lanzan una ráfaga de ambientador. Y por otro, los baños asiáticos de toda la vida, es decir, un simple agujero hecho en el suelo. Cuesta un poco comprender este contraste tan abismal entre unos servicios y otros pero en los pueblos japoneses es lo más común. Y en la mayoría de ellos el papel higiénico brilla por su ausencia. Así que imítales, sé precavido y lleva siempre un paquete de pañuelos de papel en el bolsillo.

Comer en la calle no está bien visto

. Al igual que en otros países asiáticos es habitual lo de comer en la calle, tanto que por ejemplo en Tailandia siempre me llama mucho la atención cuando en alguna tienda una dependienta convenientemente uniformada me atiende mientras sorbe unos fideos, en Japón no lo es. Si en USA todo el mundo va por la calle con un café o un sandwich en la mano, los japoneses prefieren encontrar aunque sea sólo diez minutos para sentarse y comer en un establecimiento cerrado. En Japón se tiene un profundo respeto por el ritual de alimentarse (de hecho casi todas las comidas comienzan con un ceremonioso itadakimasu, que puede traducirse como «recibo humildemente» y acaban con un gochisosama, «gracias por la comida») y además, ellos que siempre son tan pulcros, se arriesgan a mancharse si van comiendo mientras caminan. Aunque veas por la calle muchas máquinas expendedoras de comida, para los que tienen prisa, el japonés siempre buscará un banco cercano para poder comer sentado.

Cómo comportarte cuando te sientas a comer

. Hablando de comidas, llegamos a cómo debemos comportarnos delante de otros comensales. Antes de comer, verás que te ofrecen un oshibori, una toallita húmeda, para limpiarte las manos. El sushi es algo habitual en las mesas niponas: jamás viertas la salsa de soja sobre él sino que has de mojar los diferentes makis en el cuenco correspondiente. Sabemos que a muchos de vosotros aún os cuesta utilizar los palillos pero sólo es cuestión de práctica: a mí me parecen tan útiles y cómodos que a veces los usamos en casa incluso cuando hacemos comida occidental. Nunca los claves en el arroz ni los dejes encima del plato y aún menos pases comida con ellos a tu compañero de mesa: estas tres prácticas a los japoneses les parecen aberrantes. Los hombres suelen sentarse en esas mesas tan bajitas con las rodillas entrelazadas y las mujeres con las rodillas a un lado o arrodilladas sobre los talones (para mí más cómoda la primera posición). Debes esperar a que te sirvan o servir tú a los demás pero nunca a ti mismo. Lo normal es acompañar el menú con té verde pero no refrescos. Si comes sopa o ramen, está bien visto levantar el tazón para que te resulte más cómodo comer e incluso hacer ruido al sorber. Y lo más curioso es que con lo educados que son ellos, les parece bien que hables con la boca llena. Cuando acabéis de comer, no hagáis sobremesa, ya que normalmente habrá otros clientes esperando y lo de las charlas tras la comida o cena no se estila. Y no dejéis propina nunca, que los camareros japoneses ni la piden ni la quieren.

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No te limpies la nariz en público

. A los japoneses, sabiendo además que viven en un país tan densamente poblado, les preocupa especialmente estar en público cuando están acatarrados o tienen la gripe, por lo que verás a mucha gente que va con sus correspondientes mascarillas quirúrgicas para evitar extender los gérmenes. Lo de sonarse la nariz delante de otras personas está muy mal visto, así que intenta ser discreto y usa siempre pañuelos de papel, no de tela, porque a ellos, y con razón, les parece una guarrería eso de guardarse las mucosidades en el bolsillo.

Lenguaje corporal

. Las diferencias entre el lenguaje corporal que se usa en Japón y el que se usa en Occidente son notables. Por poner un ejemplo, si quieres hablar de tí mismo, no señales a tu propio pecho sino a tu nariz. Para los japoneses el espacio vital de cada uno es intocable, por lo que cuando te presentan a alguien no te saludará efusivamente con un abrazo o dos besos sino haciendo una leve reverencia. Esta inclinación también es válida para dar las gracias (y cuanto más te inclines, más agradecido estás) y si quieres pedir algo por favor, lo que has de hacer es juntar las manos frente a la cara como si oraras e inclinarte. Para decir sí, basta con una inclinación de cabeza; una negativa se expresa agitando una mano frente a tu propio rostro (y eso que a los japoneses les cuesta mucho decir que no, también por temas de educación).

No te rías a carcajada limpia

. Reirse abiertamente y mostrar los dientes no está bien visto. Algunos dicen que el origen en esto de taparse la boca con la mano viene de cuando en la antigüedad las mujeres casadas tenían la costumbre del ohaguro, práctica con la que se ennegrecían la dentadura con posos de hierro y vinagre y que servían como selladores dentales. Curiosamente, los japoneses sonríen cuando se han equivocado y han metido la pata en algo: es su forma de disculparse. Y si quieren expresar que están enfadados, se colocan ambos dedos índices junto a las sienes como si fueran unos cuernitos.

Ojo con ciertos gestos

. Mirar a alguien fijamente es una señal de mala educación en cualquier lugar del mundo. Pero en Japón aún más. La gente tiende a mirar hacia abajo como muestra de respeto.

Utilizar el teléfono móvil

. Como hemos comentado antes, lo de hablar por el móvil en el metro está prohibido en el metro pero también se evita hacerlo en la calle, autobuses o espacios públicos precisamente porque para un japonés es mucho más importante la armonía colectiva que su propio bienestar individual. Verás a la mayoría de la gente enviando whatssaps, ojeando internet o jugando con el móvil pero rara vez hablando en público por teléfono: los demás no tenemos por qué tragarnos las conversaciones ajenas.

Usa las papeleras (si las encuentras)

. En un país en el que vive tal cantidad de gente, es sorprendente ver que las calles están bastante limpias, sobre todo teniendo en cuenta que apenas existen papeleras. A nadie en Japón se le ocurre tirar un papel al suelo: casi todo el mundo lleva una bolsita donde guardan los desperdicios y los tiran cuando llegan a casa.

Nada de adornos ostentosos

. Cada uno viste como quiere, evidentemente, pero en Japón las personas que llevan muchas joyas o van apestando a perfume suelen asociarse con la «mala vida». Tampoco se acostumbra a llevar la camisa por fuera del pantalón.

Taxis

. Si vas a coger un taxi, no intentes abrir la puerta: están automatizadas y el taxista la abrirá desde dentro. Al salir, lo mismo.

Escaleras mecánicas

. Cuando uses escaleras mecánicas, recuerda que en Tokio has de ponerte en el lado izquierdo y en Osaka en el derecho. Cuando vayas a dar un paseo, observarás que en muchos parques y jardines hay senderos señalizados para caminantes: has de ir por el lado izquierdo.

Sé puntual

. Otra de las cosas que me encanta de los japoneses: la puntualidad. Soy una persona que suelo llegar siempre con diez minutos de adelanto a mis citas, así que me encanta una sociedad en la que se tiene tolerancia cero con los que llegan tarde.

Los japoneses no muerden

. Pese a que los japoneses tengan fama de tímidos y muchos de ellos no hablan inglés, son muy atentos y siempre están dispuestos a ayudar. No te cortes a la hora de preguntar por una dirección. Por cierto, si hablas con un japonés, evita pronunciar el número cuatro (shi) ya que suena igual que la palabra muerte.

Tarjetas de visita

. A los japoneses les encanta lo de intercambiar tarjetas de visita, las meishi. Si llevas las tuyas encima, repártelas; cuando te den las suyas, cógelas con las dos manos. Y jamás guardes las que te entreguen en el bolsillo trasero del pantalón.

Cómo comportarte en los templos

. En Japón vas a visitar muchos templos y santuarios: están más que acostumbrados a los turistas. Pero continúan siendo recintos religiosos, por lo tanto no hables alto y viste adecuadamente. Es recomendable que antes de entrar en los templos, realices los ritos que hacen los japoneses: en la fuente que hay en el exterior, lava tus manos vertiendo agua con el cucharón y utilizando tu propia mano como vaso, absorbe agua, enjuágate la boca y escúpela en el suelo, generalmente hay un área designada para ello. Y recuerda que en los templos se entra sin gorros y sin gafas de sol.

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Andén del metro

. En las plataformas de muchas estaciones de tren verás que hay un lugar señalizado en el suelo para ponerse a hacer las colas de espera: respeta tu turno escrupulosamente.

Ojo a los mirones (si eres mujer)

. Si eres mujer, un aviso: pese a lo educadísimos que son los japoneses, algunos de ellos aprovechan para toquetear cuando los trenes van muy llenos. Desgraciadamente, es una práctica habitual (muchas estudiantes que van con sus minifaldas del uniforme se quejan de esta práctica denigrante), por lo que no te cortes de llamar la atención o incluso chillar si ves que a alguien se le va la mano. En muchas partes del país hay vagones exclusivos para mujeres.

Barrios rojos de Japón

. Si vas buscando acción nocturna en distritos como Kabukicho, el barrio rojo de Tokio, recuerda que la Yakuza, la mafia japonesa, sigue existiendo y controlando la mayoría de los locales de alterne. Y no se andan con chiquitas. Así que evita meterte en problemas. Por cierto, los tatuajes en Japón siempre se han asociado a la Yakuza y por eso no están muy bien vistos, aunque en los últimos tiempos ciertos tatuadores japoneses están obteniendo reconocimiento mundial. Para personas que vamos bastante tatuadas, como es el caso de mi marido o el mío, es un problema lo de acudir a un onsen (baño público) porque no te van a dejar pasar. Si vas en manga corta por la calle, nadie te va a decir nada (recuerda, son japoneses) pero sí puedes llevarte alguna mirada recriminatoria de alguna viejecilla.

Respeta a las geishas y maikos

. En Kyoto vas a encontrarte con un montón de maikos (a las geishas es más difícil verlas). Están acostumbradas a que las fotografíen pero no seas maleducado pidiendo una foto con ellas (¡no son muñecos de feria!) y muchos menos las toques o molestes.

Montar en bicicleta

. Aún hay muchos ciclistas que se creen que las normas de tráfico no van con ellos y Japón no es la excepción. Si alquilas una bicicleta, olvídate de tomar una gota de alcohol: como te hagan un test de alcoholemia y des positivo, te pueden caer un millón de yenes de multa y hasta cinco años de cárcel.

Tarjetas de crédito

. Aunque el uso de las tarjetas de crédito está muy extendido, también son muchos los pequeños establecimientos que sólo aceptan el pago en metálico, incluso en Tokio.

Personas ancianas

. Las personas ancianas son muy respetadas: si en cualquier lugar del mundo debes cederlas el asiento en el metro, en Japón con más motivo. Curiosamente, esta misma norma no se extiende a las mujeres jóvenes, lo de «las mujeres primero» les suena a chino.

Baja la voz

. Las paredes de las casas y hoteles japoneses parecen papel de fumar: no hables alto ni subas el volumen de la televisión.

Uso de las yukatas

. En la mayoría de los ryokans te ofrecerán yukatas, que son esas bonitas batas japonesas que llegan hasta los pies. Sin embargo, intenta usarlas dentro de tu habitación y no, por ejemplo, si bajas a desayunar.

Y el consejo más importante

. Como último consejo, la palabra clave para pedir perdón en japonés y que usarás las veces que haga falta: sumimasen.

2 comentarios

  1. Muy útil este artículo. Voy en unas semanas a Japón y me lo voy a imprimir, hay muchas cosas que no sabía sobre todo de costumbres a la hora de comer, gracias, que bien me viene!!!

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