Lorenzo Silva, premio Planeta y creador, entre otros, del magnífico «El alquimista impaciente», nos descubre su faceta como escritor viajero en este «Del Rif al Yebala» en lo que es una aproximación a Marruecos, un país que nos coge tan cerca y a la vez tan lejos. Al igual que el autor, yo siempre me he sorprendido del escaso interés que tienen muchos españoles ya no sólo en visitar el país bereber sino en acercarse incluso a los principios básicos de la sociedad y cultura marroquí. Buena culpa de ello la tienen los medios de comunicación, que conscientemente o no (más bien apoyo la primera opción) parecen emperrarse en vendernos una imagen distorsionada de Marruecos, dando muchas veces la impresión de que es un país inseguro, cuando sin embargo,y las estadísticas no mienten, los índices de delincuencia son mayores en España que en nuestro país vecino. Como sabeis, soy una enamorada de Marruecos, su cultura y sus gentes y han sido varias las veces que he viajado allí: siendo mujer, no he tenido nunca ningún problema, quitando la pesadez e insistencia de muchos buscavidas que quieren que les contrates como guías sí o sí. Pero en general, el pueblo árabe me ha parecido siempre hospitalario, educado y agradable con el viajero. Por ello no termino de entender esa mala fama injustificada que tantos prejuicios genera allende de sus fronteras.

Silva aterriza en Marruecos por añoranza familiar: su abuelo combatió en tierras marroquíes y por problemas económicos sus parientes no pudieron repatriar su cadáver a España, por lo que sus restos continúan reposando en tierras marroquíes. Acompañado por su hermano y un amigo, comienzan esta aventura en la ciudad de Melilla, ese reducto español que junto a Ceuta es la ciudad más árabe de nuestro patrimonio. Un buen punto de entrada al viaje, una fusión entre dos culturas, la nuestra y la musulmana, que durante tantos siglos caminaron unidas y que, sin embargo, hoy se encuentran tan distanciadas.

Desde allí el viaje les llevará a lugares como Nador, Fez, Rabat o Marrakech. Uno de los capítulos más bonitos es el dedicado a Chefchaouen, la Ciudad Azul, una de las ciudades más pintorescas de Marruecos, desértica en verano y nevada en invierno. Mientras recorre ciudades como Tánger o Casablanca, incide en las diferencias entre las urbes del norte y las del sur y repasa concienzudamente no sólo la tumultuosa historia de Marruecos, un país cuyo destino ha ido siempre irremediablemente unido al de guerras y colonizaciones, sino también las costumbres locales.

Un país donde en las ciudades grandes se rebate esa fama de nación conservadora y apegada a las tradiciones, con una población urbanita cada vez más adicta a las modas occidentales, pero con unas profundas raíces históricas, culturales y religiosas en los pueblos más pequeños, donde en muchos aspectos se continúa manteniendo la mentalidad que predominaba hace cinco siglos. Un país con múltiples caras que Lorenzo Silva ha logrado retratar con una exactitud pasmosa: no obstante,como nosotros, él es otro enamorado de Marruecos que ya inspiró algunos de sus otros libros en aquellas tierras, caso de «Siete ciudades de África», «Carta Blanca» y «El nombre de los nuestros», y que en esta ocasión nos vuelve a sorprender con un libro de viajes que,por fortuna, se aleja de todos los parámetros establecidos, analizando la sociedad marroquí desde lo más profundo. La mejor guía de viajes que uno puede echar en la mochila al pisar por primera vez el país bereber.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.