Amish paseando en uno de sus coches de caballos. Cada comunidad utiliza un carro de caballos diferente. Algunos de ellos hasta llevan un sistema de calefacción artesanal y muy rudimentario pero bastante eficaz para los largos días de invierno. Se conocen como buggy y en Arcola hasta han habilitado expresamente el arcén para que los carros puedan circular sin ser molestados por otros vehículos. Para conducir estos carros no se necesita tener carnet pero sí respetar las correspondientes normas de tráfico. Uno de los motivos por los que los amish se niegan a utilizar vehículos de motor (pueden montar en ellos pero no conducirlos) es porque consideran que estos son los culpables de que muchas familias vivan separadas y muy lejos unos de otros.
Se les suele confundir con los menonitas, de los que se separaron en 1860, aunque estos últimos son más abiertos, menos conservadores, aceptan ciertas tecnologías, no viven apartados de la sociedad y además no usan barba. Sus creencias se basan en un modo de vida sencillo y una humildad extrema, negándose a aceptar cualquier tipo de individualismo personal. Por ese motivo rechazan con vehemencia los usos de tecnología, ya que ello supondría facilitar el trabajo a ciertos miembros de la comunidad respecto a los demás o fotografiarse, pues ello equivaldría a un concepto de vanidad mal entendida.

Además, los amish son excelentes trabajadores, capaces de levantar un granero en poco más de diez horas. Y rara vez utilizan tractores, generalmente para la agricultura se ayudan de mulas y caballos. Los niños amish comienzan a trabajar desde una edad muy temprana (una ley de 1965 se lo permite), lo que ha provocado las críticas de infinidad de organizaciones de defensa a la infancia.

Otra de las cosas que merece la pena hacer en Arthur es recorrer la multitud de tiendas de antigüedades que hay en su calle principal. Y cuando digo antigüedades son antigüedades de verdad, no esos artículos vintage que ahora se han puesto de moda reivindicando lo viejuno. Lo cierto es que podías encontrar auténticas gangas, eran super curiosas de ver. Los amish son también unos excelentes carpinteros, no dejes de visitar sus tiendas de muebles, sobre todo en Arcola, donde el 60% de los hombres se dedican a este oficio y hay más de 70 establecimientos dedicados al negocio de la madera.
Curiosamente, algunas de estas empresas familiares tienen fax (que ha estar fuera de la vivienda) pero pagan a una empresa para que envíe sus correos ya que su religión se lo impide. Puedes aprovechar también para comprar alguna de sus famosas colchas (que ellos conocen como quilts) o acercarte al Otto Center, una antigua escuela reconvertida en mercado artesanal.
A continuación te dejamos el programa que dedicamos a Saint Louis, la comunidad amish y Nashville en nuestro programa La Ruta 61 de Radio Viajera…
Muy interesante y curioso
Muchas gracias!