Restaurantes curiosos, originales y divertidos es de algo de lo que estamos sobrados en España. En un país donde nos encanta eso de salir a comer y beber (cualquier excusa es buena), cada vez hay más competencia e ingenio tratando de sorprender al cliente de turno. Hacemos por lo tanto un repaso por algunos de los locales de nuestra geografía que están pidiendo a gritos que los visites.

 

Restaurantes

 

Vamos a comenzar el artículo con un lugar muy especial para nosotros: el restaurante donde nos casamos. Cuando comenzamos a preparar nuestra boda dijimos «¡no queremos algo convencional!» principalmente porque nosotros tampoco lo somos. La fiesta posterior al bodorrio la haríamos en el club motero de unos amigos, el Road Eagle MC ,pero aún nos quedaba encontrar el salón. Y después de mucho buscar, encontramos Las Cuevas del Príncipe en el pueblo de Navalcarnero, muy cerquita de Madrid.

¿Qué tiene de curioso este local? Pues no sólo el lugar donde se ubica, unas preciosas cuevas subterráneas del siglo XVIII donde nos hicieron el «bautizo oficial» con un porrón de vino para expiar nuestros pecados (que son muchos). Además, como se especializan en bodas temáticas, pudimos elegir el Menú Medieval, elaborado como se realizaba hace siglos y en el que entre otras viandas nos sirvieron cogollos con codorniz y arándanos, jamón asado, patatas de Castilla o picantones al vino ¡nada de los típicos calamares y empanadillas! Encima tuvieron el detalle de darme una sorpresa y que la novia (o sea, yo) entrara en el salón montada en una Harley Davidson. Más felices no pudimos acabar con la experiencia ni llevarnos un mejor recuerdo.

En Madrid también tenemos el Café de la Ópera, uno de los restaurantes más singulares de la capital. Y es que en este bonito local, situado a un paso del Teatro Real, podrás disfrutar de la cena mientras escuchas cantar ópera, cortesía de una compañía lírica con una reputación intachable. Cada velada se ofrece un espectáculo diferente, por lo que podrás repetir las veces que quieras sin dejar de sorprenderte.

Seguimos en Madrid porque aquí se encuentra el restaurante más antiguo del mundo, lo que le ha hecho aparecer en el Libro Guinness de los Records. Nada más y nada menos que desde 1725 lleva El Sobrino de Botín ofreciendo manjares. Y se dice que hasta Francisco de Goya trabajó aquí fregando platos.  Lo que comenzó siendo una casa de comidas situada en una posada (el término restaurante sólo lo utilizaban unos pocos locales muy refinados que intentaban emular a sus vecinos parisinos) ha acabado convertido en un espectacular edificio de cuatro plantas que recibe a diario a turistas venidos de todo el mundo.

En el restaurante El Tintero II de Málaga, situado en la playa de El Dedo y abierto desde hace más de 50 años, tienen una curiosa forma de atraer a los clientes: los platos se subastan. La tradición viene desde el momento en que una antigua cocinera, que la pobre apenas sabía leer y escribir, se volvía loca con las comandas. Y su hijo le dijo «mamá, no te preocupes que yo los platos los vendo sí o sí».

Cuando te sientas en la terraza, no esperes que te traigan una carta. Los camareros van cantando los platos según los sacan, pides los que quieras alzando la mano y al acabar, los cuentan y te cobran (ahora el suelo es de cemento pero antes era de arena y allí enterraban los platos vacíos muchos clientes para que les cobraran de menos ¡vaya con la picaresca española!) El plato estrella, cómo no, es el espeto de Málaga.

Conocí el restaurante El Diablo en Lanzarote hace muchos años y después, cuando he vuelto a la isla, he ido a comer allí en más de una ocasión. Ubicado en un lugar privilegiado, el Parque Nacional de Timanfaya, en un edificio espectacular diseñado por el arquitecto canario más conocido, César Manrique, y que ofrece unas vistas extraordinarias de ese paisaje casi lunar formado por campos de lava, en El Diablo se cocina de un modo muy especial: aprovechando la energía térmica del subsuelo, donde las temperaturas llegan a sobrepasar los 300 grados. Pocos restaurantes en el mundo pueden enorgullecerse de usar como fogones el calor de un volcán.

A las afueras de Barcelona, en Cerdanyola del Vallés, se encuentra La Posada Maldita, un restaurante temático donde las cenas son amenizadas por espectáculos de lo más terrorífico. A partir de las diez de la noche comienzan a asustar a los comensales un grupo de momias, muertos vivientes y criaturas del averno… pero sólo lo suficiente para que no se te indigeste el menú elaborado por el Carnicero Cremallera. El menú cuesta 38 euros y sustos y risas están absolutamente asegurados.

En La Taberna de Gaia en Foncebadón (León) han sabido transportarnos a tiempos medievales. Desde hace 15 años este restaurante intenta mantener intactas tradiciones centenarias, con una decoración exquisita y un menú con especialidades como el trinchado medieval, el doncel marino en cuna de barro, la doncella del trigal y el caballero del mar.

Taberna de Gaia

Continuando en la provincia de León, tenemos la Palloza de Balboa. Las pallozas son las casas tradicionales de Los Ancares leoneses, con su planta circular característica. En su interior comerás al calor de una chimenea.

Palloza de Balboa

En Los Realejos, en la isla de Tenerife, encontramos el restaurante Mesón El Monasterio, situado en una hacienda que data de 1788 y donde vivió el fraile Antonio el Gomero, que dedicó buena parte de su vida a almacenar vino en las bodegas. La mansión posteriormente pasó a manos de diferentes familias, hasta que en los años 80 se convirtió en restaurante y hoy en día es uno de los más populares de las Canarias, hasta el punto de que aquí llegó a comer Bill Clinton.

¿Has imaginado alguna vez cómo sería la experiencia de comer totalmente a oscuras? Esto es lo que ofrecen los dos restaurantes que Dans Le Noir tienen en Barcelona y Madrid (también pueden encontrarse locales de la misma cadena en ciudades como Nantes, París, Melbourne o San Petersburgo). La intención es que tus sentidos se olviden de lo que no sea centrarse en el plato que tienes delante, aunque no lo veas. Y te preguntarás ¿cómo nos servirán los camareros? Esa es otra de las particularidades de Dans Le Noir: todos sus camareros son invidentes. Ellos mejor que nadie saben lo que es degustar un menú sin poder contemplarlo y nos ayudará a concienciarnos de cómo es la vida de las personas ciegas. El chef Adriá Subirana es el encargado del diseño del menú de esta experiencia única, con un precio que ronda los 40 euros.

En Valencia hemos encontrado otro local francamente original: el N5 Burger Garage. Una hamburguesería con una decoración única, creada por el interiorista Francisco Segarra, que recrea un taller mecánico de los años 70. Hasta el punto de que la cocina se encuentra dentro de una furgoneta Citroen, los cocineros van con sus monos de mecánico y los cubiertos tienen forma de llave inglesa.

N5 Burger Garage

No nos movemos de Valencia ya que aquí también tenemos La Barraca de Toni Montoliu, donde en plena huerta de Meliana se sirven sabrosas paellas en una casa tradicional valenciana. También hay otro restaurante-barraca, La Genuina.

Nos vamos hasta Zamarramala (Segovia). Allí se encuentra el restaurante La Postal, que ha tenido la genial idea de convertir en salón un precioso vagón de tren de los años 50 al que han llamado Antonio Machado en homenaje al escritor. Disponible para el público los viernes por la noche, sábados y domingos, tiene capacidad para 54 comensales (sólo adultos y niños mayores de 12 años).  Desde la ventana disfrutarás de una bonita panorámica de la ciudad de Segovia.

Volvemos a Madrid, más concretamente al barrio de las Cortes, para visitar el restaurante Nosotros Fuimos A EGB. Su nombre, como veis, lo dice todo. Un restaurante temático, ideal para nostálgicos de los años 80, en el que cenarás recordando símbolos inolvidables de nuestra infancia, como Naranjito o los libros Santillana, y en el que se ofrece un espectáculo posterior con música de antaño. Ponen a tu disposición diferentes paquetes, a un precio medio de 50 euros, en los que podrás completar la cena viajando por Madrid en un  disco-bus o una sesión de Tupper Sex.

El Café Royalty de Cádiz está considerado, con razón, uno de los más bonitos de nuestro país. De hecho es el único café romántico histórico conservado en Andalucía. Como veis en la fotografía, la decoración es espectacular. Uno de sus clientes habituales era el compositor Manuel de Falla. Y aunque el Royalty debió cerrar sus puertas durante la Guerra Civil, hoy en día es el local más encantador de la capital gaditana.

Cafe Royalty

Los amantes del dulce, cuando iban a Barcelona tenían una cita con Espai Sucre, el primer restaurante cuya carta se componía únicamente de postres: el paraíso de los más golosos. Esta arriesgada propuesta del pastelero Jordi Butrón fue un paso más allá y también se atrevía con los sabores salados, creando curiosísimas combinaciones en las que se aceptaba hasta el vinagre. Por desgracia, el restaurante cerró pero Jordi ha continuado en pie con otra rompedora propuesta, el restaurante Essence, donde se cita a la misma hora a doce comensales. Allí, antes de probar el menú, se les explica con detalle el método para elaborar cada plato. ¿Y dónde? En la biblioteca de su escuela gastronómica.

Essence Barcelona

Dicen que la risoterapia es una de las mejores técnicas para eliminar tensiones. Y si esas risas las combinas con un buen menú, ya tienes la noche echada. En Madrid puedes hacer ambas cosas en Chistorante, un restaurante que ameniza las cenas con monólogos humorísticos. Se encuentra en la Gran Vía, sólo abre los sábados y por 45 euros te dan cena, espectáculo, sesión de risoterapia y barra libre durante tres horas. ¿Quién da más?

La próxima vez que vayas a Mérida, acércate a Aljucén si quieres saber cómo se alimentaban los romanos. Allí se encuentra el hotel-restaurante Termas Aqua Libera, donde han recreado una villa romana. ¿Y cómo se come? Pues tumbado, como se hacía en la Antigua Roma. El menú se compone de recetas romanas perfectamente documentadas que incluyen queso con especias, crema fría de pepino y piñones y solomillo con guarnición de manzanas.

Aqua Libera

Y la próxima vez que vayas a Sevilla, acuérdate también de acercarte al restaurante Manolo León. Este se encuentra ubicado en una impresionante casa señorial con cuatro salones y dos acogedores patios andaluces con una decoración idílica.

Manolo Leon

Nos vamos a la otra punta del país, exactamente a la Illa de Arousa en Pontevedra, para disfrutar de una opípara comida en Faro Punta Cabalo. Uno de los restaurantes más encantadores de Galicia, en mitad de un entorno privilegiado y, no podía ser de otra manera, especializado en pescado y marisco. No todos los días podrás comer en un faro que, como curiosidad añadida, se asienta sobre una colonia de caballitos de mar.

En tierras aragonesas, en Villarluengo en la provincia de Teruel, podremos comer en una antigua masada fortificada de origen templario, declarada Bien de Interés Cultural. Las antiguas cuadras y pajares son ahora un hotel-restaurante que ha sabido mantenerse fiel a la estructura original. Así ha nacido Torremontesanto, que en su carta incluye verduras cultivadas en su propio huerto y con un menú al asequible precio de 15 euros.

Torremontesanto

La Sala Premier de Málaga es un local francamente especial (no se puede comer pero sí beber) y cumplirá los sueños de muchos cinéfilos. Tres salas repartidas por la ciudad que maravillan al que las visita: ¿quiénes mejor para darte la bienvenida que los Argonath de «El Señor de los Anillos»? Se ha recreado también en el interior la casa de Bilbo Bolson, así como otras zonas dedicadas a Sherlock Holmes, Superman o «Juego de Tronos». Una delicia.

Sala Premier

El Comic Planet de Córdoba se publicita a sí mismo con un curioso slogan: «donde comen los superhéroes«. Y razón no les falta porque el restaurante, de clara inspiración norteamericana, es un homenaje absoluto a personajes como Batman, Spiderman, Superman o el Capitán América. Camareras simpatiquísimas en un colorido local cuidado al mmáximo en el que te ofrecen una amplia variedad de hamburguesas, a cual más original.

Comic Planet Cordoba

Para el final hemos dejado un restaurante a donde nos llevó un amigo de Parla y donde nos reímos muchísimo: Las Hamburguesas Más Grandes. Íbamos 15 amigos y ni esforzándonos nos pudimos comer todo lo que nos pusieron  en la mesa. La foto habla por sí sola.

hamburguesa

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