Bangkok, la capital de Tailandia, es una de esas ciudades que se ama o se odia, no hay término medio. Conozco a muchos viajeros que la han aborrecido nada más poner un pie allí y estaban deseando marcharse. Y conozco también a otros muchos que se enamoraron perdidamente de ella en el mismo momento en que se dejaron perder por sus calles, como es mi caso. Creo que el secreto radica en mirar a Bangkok sin ningún tipo de prejuicio, aceptándola con sus defectos (que lo sé, son muchos) pero aprendiendo a disfrutarlos y convirtiéndolos en virtudes. Comprendo que a veces es difícil porque puede llegar a ser una ciudad muy estresante pero todo es mentalizarse: lo cierto es que yo sigo encontrando mucho encanto en todo ese barullo de coches, vendedores, barcos en el río Chao Phraya, turistas y niños vestidos de uniforme. El orden del caos, que decía Antonio Escohotado.

Hace no mucho publicamos un artículo, Las ventajas de visitar un lugar más de una vez , en el que analizábamos las muchas satisfacciones que da viajar a un sitio en el que ya has estado antes. En mi caso era ya mi cuarto viaje a Tailandia. Si la primera vez que fui al país en 2006 me hubieran dicho que después regresaría tres veces más… me lo habría creído. Y es que junto a Japón ha sido el lugar del mundo que según lo pisas ya sabes que te enamorarás de él de por vida y que serán muchas las veces que intentarás regresar para seguir descubriéndolo. Y eso que he de reconocer (de ello os hablaré más adelante) que lo he visto cambiar a pasos agigantados durante estos últimos años. Pero Tailandia tiene un aroma especial, único e incomparable, que no he logrado encontrar en ningún otro rincón de Asia y probablemente del mundo.

Aclaro que como ya tengo hechos otros artículos bastante extensos sobre viajes anteriores a Bangkok que podéis consultar, en este no me enrrollaré tanto en las descripciones de lugares de los que ya os he hablado, aunque matizaré si ha habido alguna actualización. En realidad este cuarto viaje venía más por contentar a Juan que por mí misma. Habíamos estado juntos varias veces en Asia pero él aún no conocía Tailandia. Y cada vez que salía un reportaje sobre el país en la tele, a mi me invadía la nostalgia y él siempre me miraba con la típica cara de «bueno ¿y cuándo nos toca?». El empujón nos lo dio nuestra amiga Marta cuando nos comentó de apuntarse esta vez a la escapada asiática del año. Comenzamos a barajar destinos y como ella tampoco conocía Tailandia, me terminé de animar y dije «pues venga ¡ejerzo de guía!». Llevaríamos ya mucho adelantado al conocer yo el país y de ese modo, para no quedarme con las ganas de conocer yo algo nuevo, incluiríamos en nuestro viaje también Camboya.

Bangkok Tailandia

En mis tres viajes anteriores a Tailandia había volado con tres aerolíneas diferentes: Air FranceEmirates y Thai Airways. La mejor con diferencia la Thai; también la más cara pero era la única que me permitía volar sin escalas, haciendo directo el trayecto Madrid-Bangkok, la única compañía que enlazaba directamente España y Tailandia (lamentablemente, no sé por qué, ya no realizan dicha ruta). En esta ocasión encontramos una buenísima oferta con Etihad, poco menos de 500 euros el vuelo, muy buen precio si tenemos en cuenta que Diciembre es temporada altísima y con Thai llegué a pagar 900 euros, casi el doble. El problema es que conocía la compañía sólo de oídas, así que llamé a Antonio, un amigo que trabaja en el aeropuerto, y me animó a que cogiéramos los billetes sin dudarlo. Es la aerolínea nacional de los Emiratos Árabes y no tiene nada que envidiar a Emirates, que hasta ese momento era la mejor compañía con la que habíamos viajado.

Efectivamente, la experiencia con Etihad no pudo ser mejor. Buenísimos aviones, posibilidad de elegir menú (escogimos hindú), buena selección de películas, asientos anchos y escala en Abu Dhabi con el tiempo suficiente (poco menos de dos horas) para poder estirar las piernas y ojear tiendas pero sin que se eternice el rato entre un avión y otro. Llegábamos a Bangkok poco antes de las siete de la mañana, deseando ponernos la manga corta: en Madrid sufríamos una ola de frío polar que nos estaba dejando temperaturas de cuatro grados bajo cero.

Tiempo para realizar los trámites de entrada en la aduana. Y momento ideal para aclarar un bulo que lleva varios meses pululando por internet. Durante los últimos años (y esto sí es cierto), el gobierno tailandés se ha encontrado con un grave problema: el de los miles de turistas-hippies-delavida que han decidido irse a vivir a Tailandia con cuatro duros en el bolsillo. En cuanto se les acaba el dinero, se tiran en mitad de la calle con la guitarra (o sin ella) en plan pedigüeño, a ver si con las limosnas de la gente se pueden pagar el hostal. Esto no sólo implica una falta de respeto descomunal a los tailandeses que están en la miseria y viven en la mendicidad (ellos sí que realmente se las ven y se las desean para sobrevivir) sino que además trae de cabeza a las autoridades por la imagen que se está dando del país. De ahí surgió la leyenda urbana de que el gobierno iba a exigir a los turistas una prueba de que tenían en su cuenta bancaria como mínimo mil euros. Ha habido gente que me ha escrito consultándome sobre este tema: no, no es cierto (al menos de momento). Lo único que se te exige al entrar en Tailandia (si vienes desde España) es un pasaporte en vigor con al menos seis meses hasta la fecha de caducidad. Las colas, eso sí, siguen siendo kilométricas. Lo comento para que lo tengáis en cuenta a la hora de salir del país y vayáis con tiempo de sobra.

Bangkok Tailandia

Nada más aterrizar, lo primero que hicimos fue sacar dinero en el aeropuerto. El cambio actual es de 1 euro=40 baths aproximadamente. Nosotros esta vez nos volvíamos a alojar, como siempre, en Khao San Road: hay un autobús que te lleva desde el aeropuerto de Suvarnabhumi por 60 baths. Si lo multiplicábamos por tres billetes, era la mitad de lo que nos costaba un taxi (400 baths), así que decidimos ir en taxi después de tantas horas de vuelo. Antes había unas casetas donde te indicaban el importe que debías pagar dependiendo de donde fueras pero las han quitado, así que deberás regatear directamente con el taxista. No pagues más de 400 baths por la carrera hasta Khao San por mucho que te insistan.

Nuestro alojamiento, de nuevo, volvía a ser el hostal New Siam II. Le descubrí gracias a la guía de Lonely Planet la primera vez que fui a Bangkok y me gustó tanto que siempre que he visitado la ciudad me he alojado allí. Además, he de reconocer que en los últimos años han mejorado mucho. Esta vez habían ampliado aún más el hostal, adquiriendo un nuevo ala del edificio. Las habitaciones son amplias, tienen baño privado con agua caliente y artículos de aseo, televisión por cable (se coge el Canal 24H de TVE), wifi, caja fuerte, balcón, consigna, servicio de lavandería y cuentan con una pequeña piscina. Si quieres que te limpien la habitación a diario, has de avisar en recepción. Nos salió a razón de 1.050 baths (26 euros) por noche la habitación doble.

Para mí, no obstante, lo mejor del New Siam II es su ubicación, ya que se encuentra en un pequeño callejón en el que por la noche no se escucha ni un ruido pero estás a diez minutos andando de Khao San Road. Alojarse en la propia Khao San a mí me parece una locura: los locales están abiertos hasta las tantas con música a todo trapo, allí no hay quien duerma. La zona está llena de hostales económicos pero yo os sigo recomendando encarecidamente el New Siam.

Para desayunar, la mayoría de los días optábamos por el propio restaurante del hostal, ya que ofrecía un desayuno bastante variado con huevos, tostadas y café por 120 baths. También solíamos cenar en las calles cercanas, donde tienes restaurantes de todo tipo, desde chiringuitos callejeros donde un buen pad thai apenas te cuesta 50 baths a locales bastante bonitos donde puedes cenar bastante bien por unos 200 con bebida incluida. En los seis años que habían pasado desde que estuve en Tailandia por última vez en el 2011, me sorprendió ver lo mucho que han mejorado muchísimos restaurantes, especialmente en decoración y limpieza. Recomiendo especialmente Madame Musur, especializado en gastronomía del norte de Tailandia y donde preparan unos cocktails riquísimos. También muy recomendable el restaurante Saffron Thai & Indian Cuisine en el 84 de Chakhrabongse Road: por unos 200 baths por persona te ponías hasta arriba de sabrosísima comida hindú. Si quieres saber algo más de la gastronomía tailandesa, te recomiendo que no te pierdas nuestro artículo Diez platos que nunca me pierdo cuando viajo a Tailandia

Thai Food
La gastronomía tailandesa: una de las mejores del mundo

De Khao San Road ya os hablé largo y tendido en los artículos que dediqué a mis anteriores viajes a Tailandia. No ha cambiado demasiado desde entonces: sigue siendo el refugio de la gente que busca alojamiento barato. Cada vez está más turistizada pero hay que ver el lado positivo del tema: hay un montón de establecimientos que ofrecen servicios de todo tipo por muy bajo precio. Por poner un ejemplo, siempre que voy a Tailandia, aprovecho para darme un montón de masajes (aunque el masaje thai duela un montón y te dejen el cuerpo como si te hubieran dado una paliza, al día siguiente estás como nueva) o hacerme tratamientos faciales: el tema de la estética aquí es súper profesional y cuesta tres veces menos que en España. En Khao San aproveché para pasar a saludar a los chicos del Pumpkin Studio, donde me había tatuado el brazo unos años antes: me comentaron que les había gustado tanto cómo había quedado el trabajo, que habían tenido expuesta la foto de mi tattoo durante mucho tiempo en las paredes del estudio. Qué majos.

Para movernos por Bangkok nuestro aliado volvería a ser, una vez más, la línea marítima que navega por el río Chao Phraya. Os recomiendo que utilicéis los barcos públicos: son los más baratos (14 baths el trayecto) y realizan paradas en las zonas turísticas más importantes.

Chao Phraya Bangkok

El primer sitio que iba a llevar a visitar a Juan y Marta sería el Grand Palace. Pero cuando llegamos, vimos que justo enfrente se había instalado el Crematorio Real, que estaría abierto hasta el 31 de Diciembre, para honrar la muerte del rey Bhumibul, que durante 70 años reinó en el país, convirtiéndose en el monarca que a nivel mundial más tiempo ha estado sentado en el trono. Ya os he comentado otras veces la devoción que los tailandeses sienten por la monarquía y en esta ocasión lo comprobamos de primera mano ya que eran miles de personas las que hacían cola para entrar al crematorio. Teniendo en cuenta que el rey había fallecido un año antes, sorprendía la cantidad de gente allí congregada, muchos de ellos con ramos de flores en sus brazos. Se calcula que más de cien mil personas al día han acudido al recinto, construido expresamente para la ocasión.

Bangkok-Tailandia_Easy-Resize.com

Las normas de vestimenta son las mismas que se aplican a otros muchos templos: nada de bermudas, faldas cortas o sandalias, para incidir en las muestras de respeto. El acceso era gratuito y visto el calor que hacía, nos pareció un detalle que a cada visitante nos dieran a la entrada una botellita de agua. Se va dejando entrar a la gente por turnos (aproximadamente 5.500 por hora) y se supone que tu visita debe durar como máximo una hora: una campana avisa de cuando acaba cada turno pero tampoco vimos a nadie que controlara quién había entrado y a qué hora, aunque te daban una pegatina para saber con qué turno habías entrado.

Que nuestro viaje coincidiera con semejante acontecimiento histórico significaba que íbamos a poder disfrutar de un recinto precioso con una vida efímera, ya que su permanencia era sólo temporal. Rivalizando en belleza con el propio Grand Palace, el Crematorio Real se diseñó siguiendo los preceptos de la simbología budista, en la que el Monte Sumeru se erige como centro del universo. Se encargó de su construcción el Departamento de Arte: nueve pabellones majestuosos divididos en tres niveles. En el centro se encuentra el pabellón principal, donde se llevaría a cabo la incineración de la Urna Real. Desde la base hasta lo más alto del pabellón hay una altura de 50 metros, lo que da idea de la magnitud del proyecto.

Bangkok-Crematorio_Easy-Resize.com

El recinto ocupaba dos tercios de la explanada de Sanam Luang, donde ya se realizaron en el pasado otras cremaciones reales. Un estanque rodeaba la estructura principal y en él se habían colocado figuras de animales como tigres, caballos, vacas o leones. También se añadieron esculturas de los dos perros del monarca, Khun Tongdaeng y Khun Jo Cho. En la valla que rodea al pabellón también se podían admirar en las esquinas las figuras de Thao Chatulokkaban, los Guardianes del Universo. En el segundo nivel se encuentran los pabellones donde se guardaba la urna y los utensilios que se usarían en la cremación, rodeados por seis estatuas de Garuda, el ser mitológico mitad hombre, mitad pájaro. En el tercer nivel están los pabellones de los monjes, donde se recitan las escrituras.

Bangkok

Visto el Crematorio Real, nos acercamos al Grand Palace. De él os hablé largo y tendido en mi viaje a Bangkok . La entrada me sigue pareciendo algo cara para los niveles de vida thais (500 baths) pero hay que tener en cuenta que los tailandeses no pagan, por lo que al final a los que se nos sangra es a los turistas. Es recomendable que intentéis venir entre diario ya que hay mucha menos gente. Daos cuenta de que aquí no sólo vienen turistas sino también muchos fieles que se acercan a rendir respeto al Templo del Buda Esmeralda, el más sagrado del país. A los extranjeros también se nos permite entrar a ver al Buda, aunque para ello deberemos descalzarnos.

Grand Palace Bangkok

Grand Palace Bangkok

Grand Palace Bangkok

Otro de los lugares imprescindibles en un viaje a Bangkok es el templo Wat Pho. El Templo del Buda Reclinado atrae cada año a millones de visitantes y es uno de los más fascinantes de todo el país. Y no sólo por su Buda de 46 metros de largo sino también por la amplitud del complejo, que permite no sentirte agobiado por las multitudes por mucha gente que haya. Es bastante más barata la entrada que la del Grand Palace (en este caso 100 baths, el horario es de 08:00 a 17:00) y sin embargo, te recomiendo pasar aquí más tiempo: es una delicia pasear con tranquilidad por el recinto. Hay cuatro capillas con casi 400 estatuas doradas de Buda, formando largos pasillos en los que las figuras se encuentran sentadas imitando a la flor de loto. Podrás tirarte horas y horas admirando los detallados murales y las decenas de chedis que hay repartidas por el templo.

Wat Pho Bangkok

Wat Pho Bangkok

Wat Arun, el Templo del Amanecer. Uno de los más fascinantes de Bangkok y que tanto recuerda a los templos de Camboya. Quizás como más se disfruta es desde la otra orilla, admirando su figura en el horizonte: las mejores vistas se obtienen desde el muelle Tha Tien. Si vas por primera vez, es imprescindible subir hasta lo alto de su torre de 80 metros, lo que te proporcionará estupendas vistas del río Chao Phraya y su alocado tráfico de barcos. La entrada cuesta sólo 50 baths, poco más de un euro.

Wat Arun Bangkok

Wat Arun Bangkok

Como veis en la foto de abajo, a los tailandeses cada vez les gusta menos eso de que se use la imagen de Buda en plan decoración (y lo comprendemos perfectamente).

Cartel templo Tailandia

Como os comenté en las entradas previas que tenemos sobre Bangkok, a las que os remito para no repetirme y donde podréis encontrar toda la información adicional a este artículo, la ciudad tiene otro montón de áreas donde podréis gastar alguna mañana. Una de mis zonas favoritas es Chinatown, un micromundo dentro de Bangkok y del que os hablé también en el artículo Viaje a los mejores barrios chinos del mundo . Allí se encuentra el animado mercado de Sampeng, donde en el pasado se ubicaban los burdeles y fumaderos de opio e ideal para las compras aunque algo agobiante por la estrechez de la calle, el templo Wat Traimit y la calle Yaowarat Road, donde os recomiendo que paréis a comer en alguno de sus restaurantes. El templo Guan Yin Shrine no suele aparecer en las guías turísticas y bien merece una visita, aunque sólo sea por ver su estatua de casi un milenio de antigüedad y a la cantidad de locales que vienen aquí a orar. El templo Wat Mangkon Kamalwat es otro de los más concurridos. Comentaros también que en Chinatown es habitual encontrar obras de ópera china, si os decidís por ir a algún espectáculo.

En cuanto a las compras, Bangkok, pese a haber aumentado los precios, continua siendo un buen lugar para hacerse con todo tipo de productos. Una de las mañanas la volvimos a gastar en la zona de Siam, que es donde se concentran los más importantes centros comerciales. Uno de mis favoritos es el MBK, el más orientado a la gente joven y donde es común regatear, pero merece la pena visitar también Central World, uno de los más grandes de toda Asia, o Siam Paragon.

Bangkok

Y continuando con las compras, cuando regresamos de Chiang Rai, teníamos otros días extras en Bangkok y además nos coincidía en fin de semana, por lo que aprovechamos para gastar uno de los días en el mercado de Chatuchak, el más grande de Tailandia. He de reconocer que desde mi última visita ha mejorado muchísimo, han abierto un montón de coquetos locales, con un rollo muy vintage, entre los puestos de toda la vida. Cuando he comentado lo de «gastar un día», no he exagerado: Chatuchak es tan sumamente grande (más de 15.000 puestos) que un día te sabrá a poco y acabarás con los pies destrozados. Aún así, está muy bien organizado ya que el mercado se divide en gremios dependiendo del producto con el que se comercie y hay puestos de información donde te proporcionarán mapas para que puedas orientarte.

Si quieres complementar tus días de shopping, has venido a la ciudad apropiada: en Bangkok hay infinidad de mercadillos callejeros. Algunos de los más recomendables son el de Klonsang (aquí apenas verás turistas), el de Klong Toey (este está especializado en productos frescos de alimentación pero mola ver cómo los tailandeses hacen la compra semanal), el de Pratunam, que abre a diario, o el de Rot Fai, que aunque es nocturno, abre sólo de jueves a sábado y está algo retirado, tiene un ambiente muy cincuentero.

En otras entradas de Bangkok ya os he hablado de más monumentos como la Golden Mountain, el Monumento a la Democracia, el Parque Lumpini o el Giant Swing. Os aconsejo entonces que las uséis como guías para complementar este artículo en vuestra visita a la ciudad tailandesa: un lugar fascinante y cautivador, de los que dejan huella de por vida.

2 comentarios

  1. Nosotros en agosto volveremos a Bangkok por segunda vez. Ya estamos deseando recorrer de nuevo el Chao Phraya en barco y comer un Pad Thai. De todas formas a nosotros la ciudad que nos tiene enamorados es Estambul. Ya hemos estado tres veces y alguna más caerá para comer un bocadillo de pescado junto al puente Galata.
    Saludos

  2. Estambul fue una ciudad que nos enamoró y a la que estamos deseando regresar. Seguro que esta segunda vez en Bangkok la disfrutáis mucho más al ya conocerla. Esperamos que os sirvan nuestros consejos.

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