La segunda ciudad más importante de Reino Unido después de Londres aún tenía pendiente hacerse un hueco entre los artículos de nuestro blog. Juan ya había visitado la ciudad anteriormente pero yo todavía no la conocía y aprovechamos para recorrerla en nuestro último viaje a Inglaterra a finales del mes de Agosto. Íbamos a pasar unos días en el festival Hair Metal Heaven en Hull (ciudad en la que, pese a lo pequeñita que es, nos sorprendió gratamente su casco histórico) y como Manchester se encontraba a apenas dos horas de tren y además, desde allí salía nuestro avión de regreso a Madrid, estiramos un poco más el viaje para poder recorrer Manchester. Lo bueno es que pese a su más de medio millón de habitantes, uno o dos días pueden ser más que suficientes para desgranar lo más importante. Por tanto, si quieres aprovechar su atractiva oferta musical y ver algún concierto, puede ser una opción idónea para que planees un fin de semana diferente por tierras británicas.

Teniendo en cuenta que desde Madrid tienes vuelos directos con Ryanair (duración de poco más de dos horas y un precio de lo más sugerente que suele rondar los cien euros ida y vuelta), el tema del transporte ya no sirve de excusa, sobre todo teniendo en cuenta que incluso si vuelas a Londres, ambas ciudades están separadas por apenas 250 kilómetros. Además, hay que aprovechar ahora (nota: Septiembre de 2017) que la libra está prácticamente similar al euro en valor monetario (el cambio salía a 1,05) para viajar al Reino Unido, pues los precios han bajado una barbaridad en un país que durante los últimos años resultaba bastante caro para el español medio. Además, en Manchester el precio del alojamiento es bastante más barato que en Londres. Nosotros, por poner un ejemplo y por si lo queréis tomar como referencia para dormir, nos alojamos en el Ibis de Charles Street (a apenas diez minutos andando de la estación central de trenes) y nos salió la habitación por sólo 45 libras. Hay que tener en cuenta que incluso un trayecto en taxi al aeropuerto sale baratísimo: tuvimos que coger uno ya que nos salía el avión bastante temprano y apenas nos costó 20 libras. Y eso que era tarifa nocturna.

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Las características cabinas telefónicas británicas

Desde el aeropuerto hasta el centro podéis venir en tren, el Transpennine: cuesta unas cinco libras el trayecto y salen cada cinco minutos. Es una opción bastante cómoda y además tardas poquísimo, unos veinte minutos. Cuando llegues a Piccadilly Station, te percatarás de que es una de las estaciones de tren más grandes de Europa, aunque todo está muy bien señalizado. Puede suponerte una buena opción si quieres acercarte en tren a otras ciudades del norte del país como Liverpool o Newcastle o incluso adentrarte en Escocia ya que hay trenes que van a Glasgow o Edimburgo.

Precisamente desde la estación de Piccadilly parten las tres rutas del Metroshuttle, el servicio de autobuses gratuito que te permite desplazarte por el centro de la ciudad sin gastar ni un penique. Las tres líneas suelen estar operativas hasta las siete de la tarde. También verás por la calle muchos trenes ligeros, el Metrolink, principal medio de transporte utilizado por los locales. Nosotros en realidad fuimos a todos los sitios andando, aprovechando que en el centro los puntos de interés se encuentran bastante cerca unos de otros y que lucía un sol estupendo, lo que era una suerte teniendo en cuenta que en Manchester llueve de media 150 días al año. Aunque también es cierto que nos tocó pasar en plena calle más de un control policial ya que justo ese fin de semana se celebraba el Día del Orgullo Gay y las calles estaban hasta arriba de gente cerveza en mano: los bobbies británicos no se andan con chiquitas después del atentado que la ciudad sufrió en Mayo de 2017, cuando en un concierto de Ariana Grande en el Manchester Arena fallecieron 22 personas debido a un ataque suicida.

Podemos comenzar nuestra ruta precisamente a partir de la Piccadilly Station. Empezaremos dando una vuelta por los alrededor de la prestigiosa Universidad, donde han estudiado más de veinte ganadores del premio Nobel y donde se fabricó el primer ordenador de la era moderna. Precisamente en los jardines adyacentes, los Sackville Gardens, se encuentra la estatua en honor de Alan Turing, a quien se considera el «padre de la informática». Hay también una entrañable escultura que homenajea a las personas enfermas de SIDA, el Beacon of Hope. Desde aquí podemos ir caminando hasta St. Peter’s Square, el que se considera el corazón de Manchester, una plaza grandísima donde podremos encontrar la Biblioteca Central de la ciudad, este curioso edificio que veis abajo y que ligeramente recuerda al Partenón de Roma. Es la biblioteca más grande del país después de la de Birmingham.

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Justo al lado tenemos el Manchester Town Hall, el Ayuntamiento (que quizás reconozcas porque aparece en algunas películas de Sherlock Holmes). Este maravilloso edificio victoriano, en el que destaca su torre del reloj de 85 metros de altura, mira con una de sus fachadas a otra de las plazas más importantes de Manchester, la Albert Square, dedicada al príncipe del mismo nombre. En la cercana Lincoln Square otro memorial rinde tributo a la fastuosa boda que unió al Príncipe Carlos y la fallecida Diana de Gales, así como un monumento a Abraham Lincoln. Hay otras preciosas residencias victorianas rodeando la Albert Square, como la Carlton House o St. Andrew’s Chambers, sin olvidarnos de la iglesia de Santa María o la sinagoga judía.

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Si tienes tiempo, puedes aprovechar para visitar la Manchester Art Gallery, cuya entrada es gratuita (así me gusta, que el acceso a la cultura sea libre y para todos), donde se exponen más de 25.000 obras: cuando nosotros visitamos la ciudad, la exposición estrella era una en honor a Joy Division. Desde aquí, podemos pasear por una de las calles más bulliciosas de Manchester, la Princess Street. En esta larga avenida se hallan algunos de los edificios más elegantes del centro, como el Asia House. Además, es una de las grandes arterias comerciales, con un montón de tiendas.

La fama de ciudad gris e industrial que siempre ha arrastrado Manchester, al menos desde que se convirtiera en uno de los núcleos urbanos más importantes del país hace poco más de dos siglos, se vio en parte erradicada por uno de los hechos que más ha marcado la historia de la ciudad: el atentado del IRA que en 1996 dejó a más de 200 personas heridas y que destruyó casi un tercio del centro de Manchester. Por dicho motivo la urbe se vio obligada a remodelarse arquitectónicamente hablando, creando rincones muy vanguardistas como el Museo Urbis y que origina un curioso contraste entre estas construcciones modernistas y los antiguos edificios de ladrillo rojizo. Para fortuna de sus habitantes, han desaparecido muchas de las fábricas que contaminaban la ciudad y ahora se puede pasear a orillas de los canales sin tener que verse envuelto por espesos nubarrones de humo. Sin embargo, aún se mantienen intactos algunos de los molinos que convirtieron a Manchester en centro de la producción algodonera: muchos de ellos se han reconvertido en oficinas. Incluso se han construido edificios como el Green Building, totalmente ecológico, prueba de que la ciudad no cesa en su empeño de convertirse en un lugar más agradable para vivir. Así, otro de los lugares más bonitos para sentarse a tomar un refresco son los Piccadilly Gardens, donde además se encuentra el intercambiador de transportes más importante de la ciudad y en cuya plaza se halla la estatua de la reina Victoria.

Como cualquier gran ciudad que se precie, Manchester también cuenta con su propio barrio bohemio, Northern Quarter. Y te recomendamos encarecidamente que des una vuelta por allí ya que este área que en la Segunda Guerra Mundial fue masacrado por las bombas alemanas, hoy en día es un vecindario lleno de acogedoras tiendas (mucha segunda mano, ya sabéis lo que les gusta a los british lo de la second hand y las tiendas de beneficencia), cafés, tiendas de discos (mucha música electrónica y vinilos de Oasis, el gran orgullo de Manchester, pero de rock poco para desilusión nuestra), el Affleck’s Palace (con algunas tiendas realmente originales distribuidas en cinco plantas) y mucho diseñador mostrando al mundo sus creaciones textiles.

Manchester es una ciudad también conocida por sus museos. Desde el Museo de Ciencia e Industria al Museo del Transporte, el Museo de la Policía, el Museo de Manchester, el Museo Judío, el Imperial War Museum o la Portico Library (una de las más bonitas de la ciudad). Y sí, como tantas otras ciudades del mundo, Manchester cuenta también con su propio Chinatown y allá que nos fuimos, que hay que ver lo que nos gustan los barrios chinos. Este en concreto es el tercero más grande de Europa (se fundó a principios del siglo XX) y está presidido por el arco de entrada de Faulkner Street. Aquí precisamente aprovechamos para hacer una parada y degustar auténtica comida asiática (además a muy buen precio, apenas pagamos ocho libras por cabeza).

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Otro de los lugares más visitados de la ciudad, acaso el que más (200.000 visitas al año), es el mítico estadio de fútbol de Old Trafford, donde desde 1878 juega el equipo más importante de Reino Unido, el Manchester United. Para llegar hasta aquí lo recomendable es que toméis el bus en la calle Deansgate, donde se encuentra la torre Beetham, el edificio más alto de Manchester. Ofrecen visitas guiadas cada diez minutos (11 libras) y es visita imprescindible para los futboleros. Y te recordamos que hay otro equipo de fútbol, el Manchester City, cuyo estadio también es visitable, y un museo dedicado enteramente al fútbol, cuya entrada es gratuita.

No podemos acabar este artículo sin recomendarte que intentes visitar la John Ryland Library, construida en 1900 y considerado uno de los edificios más bonitos de la ciudad, que eches un ojo a su noria (sí, no es Londres la única que tiene una), que te des un garbeo por The Printworks (esa antigua imprenta de periódicos que hoy en día acoge un montón de comercios) y que des una vuelta por esa bonita plaza que es Cathedral Gates y que tan bien muestra cómo era Manchester antiguamente. O que aproveches para tomarte una pinta en alguno de los numerosos pubs de la ciudad, ya que si de algo tiene fama Manchester es por su vibrante marcha nocturna y, sobre todo, por su inmensa oferta cultural: aquí se encuentran algunos de los teatros más relevantes de Inglaterra como el Royal Exchange. Y un último consejo para que apuntes: uno de los pubs más bonitos de la ciudad, escondido entre bloques de viviendas, es el The Shakespeare Public House.

4 comentarios

  1. Mira me será de utilidad ya que puede que vaya unos días este otoño. 🙂 Muchas gracias por el post!

  2. Nos viene genial porque nos vamos la semana que viene! Gracias!! 😉😉

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