Aunque durante los últimos tiempos parezca haberse disparado la moda de inaugurar restaurantes de temática americana, la mayor parte de ellos franquicias pertenecientes a Tommy Mels o Peggy Sue (la estética puede ser similar pero no nos engañemos, la comida deja bastante que desear y resultan en general bastante artificiales si los comparamos con los auténticos de Estados Unidos), lo cierto es que este tipo de restaurantes llevan funcionando en tierras yankees desde 1872. Ese año a un veinteañero llamado Walter Scott se le ocurrió la genial idea de transformar un antiguo coche de caballos en un informal establecimiento de comidas para abastecer a los empleados del «Providence Journal» en Rhode Island. Su iniciativa tuvo tanto éxito que al poco tiempo se abrían dos locales más en Springfield y Worcester.

Diner

Los «vagones» comenzaron a popularizarse rapidamente por todo el país. En USA, en aquellos tiempos, la mayoría de los restaurantes solían echar el cierre a una hora bastante temprana, las ocho de la noche. Sin embargo, la mayoría de los diner permitían poder tomarse un tentempié a precio asequible durante las 24 horas del día. Buckley fue la primera cadena de diners del país: se les conocía como los vagones White House Cafe.

El primer inconveniente con el que se encontraron los diners fue las restrictivas leyes de muchas ciudades, que veían en sus horarios una competencia desleal hacia otros restaurantes y les impedían inaugurarlos, por lo que comenzaron a abrirse muchos diners a las afueras de pueblos más pequeños, asociándose desde ese momento su imagen al Estados Unidos más rural, hermanamiento que ha permanecido hasta nuestros días. Además, al ser restaurantes móviles, podían trasladarse a donde quisieran si el tema de las licencias se ponía complicado. Obtuvieron una gran demanda debido a que mucha gente salía tarde del trabajo y eran los únicos lugares donde se podía cenar algo caliente.

Cuando en 1920 las mujeres consiguieron por fín el derecho a voto, los propietarios de los diners pensaron en ellas como clientas potenciales. De este modo, los diners se llenaron de flores, se pintaron de colores chillones los Cadillac que se colocaban en el frontal de los restaurantes, se alargaron las barras y se añadieron WC’s para señoritas. Los locales cada vez se parecían más a los vagones restaurantes de los trenes, los dining cars: de ahí viene el orígen del término «diner» para denominar a esos restaurantes ya míticos.

Llegó la crisis de 1929, con un crack económico que llevó a las puertas de la quiebra a muchas familias; sin embargo, los diners, especializados en comida barata apta para cualquier bolsillo, lograron sobrevivir a fuerza de ajustar aún más los precios y esmerarse aún más si cabe en la decoración de los locales. La época de esplendor regresó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando los estadounidenses volvieron a la prosperidad: los clientes de los diners ya no sólo pertenecían a las clases más humildes, por lo que muchos de ellos comenzaron a ampliar los locales, añadiendo grandes ventanales de acero inoxidable y aire acondicionado. A principios de los años 50, más de 5.000 diners funcionaban en Estados Unidos. Muchos de ellos estaban regentados por familias greco-americanas. Dentro de los diners, comenzaron a surgir unos restaurantes muy particulares, los drive-in, que te permitían coger la comida sin tener que apearte del coche.

Mi diner favorito es el Peggy Sue’s de Yermo (California), que por cierto nada tiene que ver con la franquicia de la que os hablaba antes. Le descubrimos de casualidad mientras conducíamos de Las Vegas a Los Angeles y es un viaje fascinante a la época dorada de los años 50.

Lo que no esperaba nadie es que a mediados de los 60 surgiera un nuevo fenómeno de masas: la fast food. Ahora el cliente prefería una comida insulsa, sin personalidad y aburrida pero muy baja de precio, aún más barata que la comida casera de los diners, que comenzaban a ser considerados «reductos obsoletos de otra época». Muchos de ellos intentaron adaptarse al cambio de la comida rápida pero perdieron por el camino su identidad y su ambiente familiar y hogareño. Pero como todo va por épocas, a últimos de los 70 volvieron a gozar de un resurgimiento que permanece hasta hoy en día: esos vagones retro volvían a resultar entrañables para el público.

Pero ¿qué tipo de comida se sirve en los diners? Pues basicamente gastronomía estadounidense. Que como siempre digo, no es que sea muy amplia y variada pero lo que hacen, lo hacen muy bien. Hamburguesas (el plato estrella), patatas fritas, sandwiches y emparedados, huevos revueltos, perritos calientes y mucha carne al grill. Sin embargo, con el paso de los años muchos diners han introducido platos de otros países, aunque yo recomiendo que ya que estais en USA, aprovechéis para catar la comida local. Comerse una buena hamburguesa en alguno de estos restaurantes de carretera, con esa temática cincuentera tan especial, en la que no falta detalle ¡es una experiencia única!

2 comentarios

  1. ¡Cojonudo tu articulo! Tienes razon en lo que dices, que ahora todas esas franquicias que han abierto no tienen nada que ver con lo que son los restaurantes de Estados Unidos, siempre que voy alli es lo primero que hago, comer una hamburguesaza en alguno de estos restaurantes. Y muy guay la historia de los diners porque no tenia idea ninguna de que habia tanta historia detras, muy interesante.

  2. Gracias por tu comentario, Ivan. Me alegro que te haya gustado el artículo. Lo cierto es que los diners son unos establecimientos de lo más entrañables, nosotros nos declaramos muy fans!

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