Pocas ciudades en el mundo tan maltratadas como Atenas.Quizás actualmente todavía más,fiel a su tradición de pueblo sufrido y sufridor (ahí teníamos a los espartanos).Son tiempos difíciles para los griegos, ellos, que fueron el centro del mundo.Tal vez por ello ahora sea el momento idóneo para que pases unos días en la capital griega y entre todos pongamos nuestro granito de arena para levantar un poco su maltrecha economía… ellos,que tanto dependen del turismo… Que no es que en España estemos para tirar cohetes, desde luego, pero cuando vuelves de Atenas habiendo visto cómo les han robado casi todo su patrimonio arqueológico y ahora están haciendo lo mismo con sus arcas del Estado, entiendes que ahora más que nunca Grecia necesita visitantes. Asi que apúntatela como próximo destino en la agenda.

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Aproveché para pasar unos días en Atenas ya que en uno de mis incontables viajes a Alemania, me dí cuenta de que había bajo coste con Easyjet desde allí y una de mis asignaturas pendientes era visitar el Partenón. Además, me motivaba que fuera invierno para precisamente no encontrarme la Acrópolis atiborrada de turistas (mis padres estuvieron años después y me contaron que aquello en verano es horroroso de la gente que hay). Y qué queréis que os diga,me encanta disfrutar de las ciudades en invierno, cuando llevan su ritmo de vida normal y son mucho más auténticas.

Cuando llegamos al aeropuerto Eleftherios Venizelos, teníamos intención de haber ido hasta el centro en metro pero resultó que estaban de huelga. Vaya casualidad. El caso es que luego, charloteando con los griegos, nos contaban que en Grecia al levantarse lo primero que hay que hacer es poner la radio para saber qué huelga te toca ese día. Lo que dice mucho de lo poco contenta que está la población con sus dirigentes. En cualquier caso, cuando aterrices, si el metro funciona con normalidad, la línea 3 te lleva hasta al centro (si no recuerdo mal, unos 6 euros el billete). También tienes la opción de los autobuses,que funcionan las 24 horas y el billete cuesta 3,20. El más solicitado suele ser el X95, que deja en la Plaza Syntagma, pero también tienes el X94, que te lleva a Ethniki Amyna, y el X96, que te deja en el Pireo, desde donde salen los ferries a las islas. Nosotros las islas las desechamos por ser invierno y porque en esta ocasión sólo teníamos unos cuantos días para una escapada.

El caso es que compartimos taxi con un chaval italiano que también iba para el centro y menos mal,que si no la broma te sale por cerca de 30 euros .Nos quedamos en el Dorian Inn , un tres estrellas muy cerquita de la Plaza Omonia. Bastante majo, nos costó por aquel entonces hace siete años 30 euros la doble con desayuno. El baño un poco viejo (ya íbamos avisados de que en los WCs atenienses mejor no echar ni papel ya que las tuberías griegas se encuentran en muy mal estado y los atascos son continuos) pero a cambio compensaba que el buffet del desayuno era abundante y variado. El único pero es que la primera noche nos tocó llamar a recepción porque había un viaje de estudiantes búlgaros y estaban montando un pifostio en los pasillos de tres pares de narices. Por cierto,aviso de que llegar a la Plaza Omonia por la noche,cuanto menos impresiona.En cuanto se va la luz del día, aquello se llena de drogadictos (es increíble la cantidad de junkies que quedan en Grecia), prostitutas, chaperos, camellos y gentuza que va a hacer allí sus trapicheos. Menudo recibimiento tuvimos.La verdad es que me llamó la atención porque es uno de los primeros sitios que ves cuando llegas a la ciudad y se te cae el alma a los pies.Pero bueno,también es cierto que si te alojas cerca, con irte a cenar a tres o cuatro calles de esa zona problema resuelto. Aún así,bastante pena da ver ese panorama (sumado a que Omonia está lleno de perros abandonados,ya para rematar). Muy a mi pesar,tengo que reconocer que lo que se cuece por Omonia es un poco representativo de para lo que ha quedado Atenas con el paso de los años:una ciudad sucia de tráfico infernal con pocos atractivos turísticos (esto último no es culpa suya sino de los países que les han expoliado).Con esto no quiero quitarte las ganas de que vengas pero quiero que tengas en cuenta que del esplendor que gozaban hace dos milenios ya queda muy poco.

Vamos a empezar el recorrido de la capital griega por una de las calles más concurridas y con más vida de la ciudad: la calle Athinas. Te recomiendo que te levantes pronto y te pases por el Mercado Central (Kentriki Agora) a primeras horas de la mañana; el ambiente es muy parecido al de los españoles aunque aquí es más habitual tener la carne tirada de cualquier manera pero los gritos y el vocerío es algo que tenemos en común ambos países. Por dentro es super bonito,ya que lo acoge un edificio neoclásico con enormes vidrieras en el techo. Dentro,cientos de tiendas donde podrás aprovechar para traerte algunos productos para España (ellos mismos te envasan al vacío el queso feta para que lo puedas meter en la maleta sin problemas). Recuerda que suelen cerrar para comer a mediodía, pese a que abren a las 07:00 (domingos cerrado). Pero insisto en que cuando más ambiente hay es por la mañana temprano. En la parte de abajo tienen restaurantes de comida tipicamente griega (y barata), si optas por comer aquí. Y no olvides darte una vuelta por los puestos de las especias, que seguro que encuentras un montón que aquí son imposibles de hacerse con ellas.

Siguiendo por la misma calle Athinas, llegamos a la Plaza Kotzia, donde se encuentra también el Ayuntamiento, construído en 1874, el Dimarcheio (hogar del pueblo en griego). En su siglo y medio de historia ha sufrido un montón de restauraciones pero dentro se siguen manteniendo las pinturas de Giorgos Gounaropoulos y Fotis Kontoglou (puedes pasar a verlo, la entrada es gratuita). Desgraciadamente, el ayuntamiento ateniense ha sido noticia los últimos meses, cuando miles de manifestantes intentaron asaltarlo debido a la crisis económica que sufre el país. Y es que habiendo estado en Atenas, sobrecogía ver después por televisión las imágenes de la ciudad en llamas. Lo curioso es que cuando fuimos a visitar esta zona, nos encontramos con una manifestación de agricultores. Así que cuando preguntamos y nos explicaron lo que reivindicaban, decidimos unirnos a ellos. Lo mío es encontrarme con situaciones atípicas siempre que viajo. Estuvimos un rato hasta que vimos que la cosa empezaba a ponerse fea, que no veáis cómo se las gastan los policías griegos.

Estamos ya en la preciosa Plaza Monastiraki. No sólo es de las más bonitas de Atenas, también de las más bulliciosas. La preside la Mezquita Tzisdarakis, construida por los turcos en 1759 (antiguamente se conocía como Mezquita del Bazar) y se llegó incluso a usar como prisión. Actualmente, alberga el Museo del Arte Popular Griego (Kyrizopoulos), tras haber sido restaurada después de los daños ocasionados por el terremoto de 1981.

Plaza Monastiraki

Si has venido hasta Monastiraki en metro, ya te habrás dado cuenta de que más que un metro es un museo. En muchas estaciones (Monastiraki incluída) se exponen los diferentes restos arqueológicos que se han ido hallando en el subsuelo según se construían los túneles.

Monastiraki era el antiguo barrio turco y hoy en día es una de las zonas más comerciales de todo Atenas. La calle Ifestou está plagada de tiendas de todo tipo, desde souvenirs a ropa de segunda mano, música, libros… aquí todo se compra y se vende, regateo de por medio. Además, en la plaza Abisinia se instala cada domingo un mercadillo, el Pazari (el Mercado de las Pulgas), donde puedes encontrar absolutamente de todo, así que intenta que te coincida. En la calle Pandrossou también hay un montón de tiendas interesantes,sobre todo de antigüedades.En la zona de Monastiraki te puedes tirar horas y horas buscando chollos.

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Nos vamos ya al precioso barrio de Plaka. Desde aquí se sube al pequeño vecindario de Anafiotika. Parece mentira que un lugar tan pintoresco y tan representativo de la Grecia mediterránea pueda encontrarse enclaustrado en el corazón de una ciudad tan caótica y contaminada pero así es, para deleite de locales y visitantes. Esta es la parte más antigua de Atenas y además el punto de entrada a la Acrópolis, ya que hay que ascender sus empinadas escaleras para llegar hasta el Olimpo de los Dioses. Aunque parezca difícil de creer viendo esas preciosas escaleras empedradas, esas tabernas helenas, este área era antes el barrio rojo de la ciudad. Sin embargo, en los años 70 el gobierno se dio cuenta del potencial turístico de Plaka y Anafiotika y´»limpió» toda la zona, convirtiéndolo en en un lugar encantador para perderse entre sus callejuelas. Es cierto que actualmente, entre todas esas casitas bajas, se amontonan los restaurantes y las tiendas de souvenirs. Pero al mismo tiempo el barrio se encuentra inundado de músicos callejeros y puestos de flores, consiguiendo que Plaka aún mantenga su aire bohemio.

De todos modos,no descartes echarle un ojo a los establecimientos que aquí se agolpan porque hay varios bien interesantes. Por un lado, el cine Paris, el de más solera de Atenas, donde podrás comprar un regalo original ya que venden carteles retro de viejas películas griegas. Si buscas parafernalia musical que se salga de la norma, acude a Remember, yo compré allí un par de camisetas bastante chulas. Si quieres hacer un alto para comer,dirígete entonces a Vyzantino Taberna: si vienen a comer aquí muchos locales, es por algo. La comida no es barata (tampoco carísima, precio medio) pero es de calidad excelente. Tomé el mejor yogur griego que he probado jamás. Hablando de gastronomía griega, no te quedes sólo en las famosas mousakkas y gyros porque hay otros platos excepcionales: tyropita (pasta rellena de queso feta), dolmades (hojas de parra rellenas de carne, arroz o vegetales), el mezze (selección de aperitivos variados), la melitzanosalata (ensalada de berenjena) y, sobre todo, probad alguna vez el ouzo, un potentísimo licor de sabor dulce y aroma a regaliz.

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En Plaka se encuentra la Torre de los Vientos, en la calle Aeolou, cerquita de la calle Adrianou, una de las principales vías del barrio. Desde su construcción en el año 50 AC por Andrónicus de Kyrrhos , ha pasado de ser una torre-reloj (reloj de sol, aclaro, en griego se la conoce como Herologion) a iglesia por obra de los cristianos, monasterio musulmán gracias a los otomanos e incluso posteriormente ocupada por derviches, quienes giraban y giraban alrededor de la torre para llegar al cenit místico.Los relieves tallados en su fachada representan los ocho vientos que azotan Atenas, tantos como lados tiene la torre.

Y si hemos llegado a la Torre de los Vientos es porque nos encontramos en el Ágora Romana de Atenas, aunque esta sea sólo un pequeño reducto de lo que fue ya que sólo se conservan algunas columnas y las ruinas de los baños públicos. La mandó construir el emperador Augusto y era aquí donde se ubicaba el antiguo mercado y digamos que vino a sustituir a la anterior ágora griega. Es una lástima que queden tan poquitos restos, quizás los más importantes la propia torre y la Puerta de Atenea Archegetis, dedicada a la diosa Atenea.

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Hablando de ágoras, vámonos a la antigua ágora griega. En esta afortunadamente sí hay muchas más ruinas, aunque bastantes menos de las que deberían permanecer aquí. El ágora era el centro social absoluto de la ciudad: aquí se celebraban las elecciones, ritos religiosos, mercados, competiciones deportivas u obras teatrales. Aquí se reunían los griegos para rendir culto a sus dioses y debatir la vida política. Y aquí se encuentra el Museo del Ágora, fundado en 1957. La entrada cuesta 4 euros y aquí se pueden encontrar un montón de objetos extraídos de las excavaciones,sobre todo piezas de cerámica. El propio edificio del Museo (Stoa de Attalos), de dos plantas, es del siglo II, Cerca está el nuevo recinto donde también se exponen restos arqueológicos y una de las cosas que más impresiona es, en su interior, darse de bruces con una sala enorme totalmente vacía, con un cartel que explica que está reservada para cuando el British Museum devuelva los frisos del Partenón que les robaron. Da mucha lástima ver algo así pero al mismo tiempo me parece que es la mejor forma de sugerir a los turistas que hagan presión para que Grecia recupere todo su patrimonio. Visitando el Museo, me vino a la cabeza cuando visité por primera vez en el Museo de Louvre parisino, vi la Venus de Milo y pensé «¿por qué no está en tierras griegas,que es donde le corresponde?».

La Vía Panatenaica dividía el ágora en dos mitades,atravesándola en diagonal.

Atenas Via Panatenaica

Dentro del ágora también se encuentra el Templo de Hefesto (Hefesteion), el mejor conservado de toda la antigüedad griega e influenciado claramente por el Partenón (no se sabe quien fue el arquitecto pero se sospecha que Ictino, el mismo del Partenón).

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Bienvenidos ya a la Acrópolis, uno de los recintos monumentales más visitados del mundo. Te recomiendo que antes de subir a la «ciudad alta» (que es, en realidad, lo que significa Acrópolis) te des un paseo para ver el Templo de Zeus (el Olimpieon), que está a sólo 500 metros. En su época, llegó a ser el templo más grande del mundo (medía 96 metros de largo y 40 de ancho). Constaba de 104 columnas de 17 metros de altura pero a la actualidad sólo han llegado 16. La decimosexta fue derribada durante un temporal en 1852 y está todavía tumbada donde cayó. Al noroeste del templo se encuentra la Puerta de Adriano; su gran curiosidad es que antiguamente poseía dos inscripciones. Una,la que miraba hacia la Acrópolis, decía «Esta es Atenas, la ciudad de Teseo»; la que miraba hacia la ciudad rezaba «Esta es la ciudad de Adriano y no la de Teseo».

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Antes de que subas a la Acropolis, es imprescindible que te acerques al Odeon de Herodes Atico (el Herodion), que probablemente fue una de las construcciones que más me gustó de toda Atenas. Se encuentra, efectivamente, a los pies de la Acropolis, justo debajo del Peripatos, el sendero que rodea la Acrópolis. Actualmente,sólo se abre para actuaciones musicales (Nana Mouskori cantó aquí tras veinte años de ausencia) o representaciones teatrales. Fue construido por Tiberio Claudio Herodes Atico en homenaje a su mujer fallecida Aspasia y tenía una capacidad de cinco mil espectadores sentados.

Odeon Herodes Atico

Justo al lado y comunicados ambos por un inmenso pórtico, la Stoa de Eumenes, se encuentra el Teatro de Dionisos, el teatro más grande de la antigua Grecia (17.000 personas).Está construido con el mismo material que el Coliseo de Roma (travertino). En aquella época las obras podían llegar a tener una duración de hasta seis horas. Las más aclamadas fueron las obras de Sófocles, Esquilo y Eurípides.

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La Acrópolis se encuentra en una meseta que domina desde las alturas la ciudad de Atenas. Cuando vinimos desde el aeropuerto por la noche ya vimos al entrar en la ciudad el Partenón iluminado y, francamente, es espectacular. Para llegar hasta aquí lo ideal es que tomes la calle peatonal Dionissiou Areopagitou, que ofrece unas vistas fantásticas de la Acrópolis según te vas acercando. Quizás una de las cosas más bonitas de la Acrópolis es acceder a ella precisamente por los Propileos, unas puertas monumentales que mandó levantar Pericles. Son un prodigio arquitectónico ya que se tuvieron que salvar los desniveles propios de la colina. Antiguamente daban acceso a una pinacoteca donde se exponían pinturas realizadas en placas de madera y a la sala que precedía al Templo de Atenea Niké.

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Como os comentaba antes, lo bueno de venir a Atenas en invierno es que no te encuentras practicamente a nadie.Como podéis ver en las fotos, casi estábamos nosotros solos, menuda delicia. ¡Y encontrarse el imponente Partenón sin un alma es algo indescriptible!

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El Partenon no es sólo la imagen más conocida de Grecia sino también el monumento más grandioso de toda su historia. Si impresiona ver las ruinas, no quiero ni imaginar cómo sería éconstruido, albergando una escultura de la diosa Atenea, a quien se dedicó el templo, de doce metros de altura y con sus puertas de bronce. Es el mayor exponente del arte dórico pero, sobre todo, una obra maestra de la ingeniería arquitectónica. Los arquitectos Ictino y Calícrates buscaban la armonía visual, por lo que se construyeron las columnas de un modo que no fuera completamente recto sino ligeramente inclinadas hacia dentro. En la antigüedad,estaba completamente recubierto de mármol blanco.

El otro «edificio estrella» del complejo es el Erecteion. Es la cumbre máxima del estilo jónico y fue construido entre el 421 y el 406 AC para reemplazar al templo de Atenea Polias, arrasado por los persas durante las guerras médicas. Su nombre significa «el que sacude la tierra» (en honor a Poseidón, dios del mar y los terremotos). Dentro se rendía culto al propio Poseidón, Atenea Polias,Efesto y Erecteo, este último el mítico rey de Atenas que fue fulminado por Poseidón y cuyos restos se supone que reposan aquí.

Erecteion

Detalle de la famosa Tribuna de las Cariátides. Todas son reproducciones calcadas a las originales (cinco se encuentran en el Museo del Ágora y la última en el British Museum).

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Acabada de recorrer la Acrópolis, lo que te llevará una mañana larga, te recomiendo que si tienes tiempo lo dediques a acercarte al Monte Licabeto (Likavitós). Se puede ir en coche o en teleférico pero nosotros preferimos hacerlo caminando, aunque nos llevara más rato. Desde aquí tienes unas vistas magníficas de Atenas y si la contaminación lo permite, podrás admirar las cercanas islas de Salamina y Egina. Antiguamente,en su cima se levantaba el Templo de Zeus; en la actualidad,su lugar lo ocupa la iglesia de Agios Giorgios (San Jorge) y un teatro abierto con capacidad para 3000 espectadores.

Volvemos de nuevo hacia la zona de Monastiraki para visitar la Biblioteca de Adriano. Aunque son pocos los restos que guarda en comparación a su época de plenitud,es una visita indispensable en la capital griega. Este era un edificio enormísimo donde se conservaba la extensa colección de libros del emperador, aunque también se utilizó como centro de convenciones. A su alrededor se levantaban majestuosas cien columnas (hoy quedan bastante menos). Está abierta de 08:00 a 15:00 y la entrada cuesta 2 euros.

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Nos vamos a ir ahora hacia la calle Ermou y para ello tenemos que pasar por otro de los edificios más bonitos de Atenas: la iglesia Kapnikarea. De origen bizantino, está dedicada a Santa María y se cree que su nombre viene de la palabra «kapnikon» (un antiguo impuesto de Bizancio). No dejes de visitar su interior y admirar los mosaicos. Desde allí podemos ir de compras por la calle Ermou, la principal avenida peatonal de la ciudad, repleta de tiendas de todo tipo. Ya que estás en Ermou, no pierdas la ocasión de visitar Kerameikos (El Cerámico), donde se encontraban los talleres de los alfareros. Con el paso del tiempo, y ya que se construyó una muralla para proteger al Agora, pasó a convertirse en el cementerio de Atenas, ya que los griegos enterraban a sus muertos en las afueras de las ciudades. La entrada sólo cuesta 2 euros y te permite visitar el pequeño Museo Arqueológico que hay en su interior (abre de 08:00 a 15:00 y cierra los lunes).

Kapnikarea Atenas

Subiendo Ermou,llegaremos a la Plaza Syntagma (o Plaza de la Constitución). Es el centro neurálgico de la ciudad y aquí se encuentran el Parlamento y el Monumento al Soldado Desconocido. El Parlamento es un imponente edificio construido entre 1836 y 1842 por el arquitecto bávaro Von Gartner y en un principio iba a ser el Palacio Real para Otón, primer rey de Grecia. Desde 1935 es la sede del parlamento griego.

Plaza Syntagma

El Monumento al Soldado Desconocido está justo frente al Parlamento y fue inaugurado el 25 de marzo de 1932, Día de la Independencia de Grecia. Se trata de un relieve de un hoplita (soldado) moribundo que está flanqueado por textos de la famosa oración fúnebre de Pericles. El monumento está continuamente custodiado por la Guardia Nacional, los evzoni. Te aconsejo que te acerques a ver su ceremonioso cambio de guardia, que acontece cada hora en punto.

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Otro lugar que no hay que dejar de visitar en Atenas es el Jardin Nacional. Es grandísimo (160.000 metros cuadrados) y es una maravilla pasear por allí y admirar su estanque o algunas ruinas desperdigadas. Además, así aprovechas y te acercas a ver el Estadio Panatenaico, donde se celebraron los primeros Juegos Olímpicos en 1896. En el mismo lugar,en el año 330 AC, se construyó el primer estadio de la Historia de la Humanidad. Las competiciones deportivas se celebraban durante las Panateneas, celebraciones religiosas que aunque se organizaban anualmente, era cada cuatro años cuando alcanzaban su máximo esplendor. La entrada cuesta 3 euros y se abre de 08:00 a 17:00 (en verano hasta las 19:00).

Estadio Panatenaico

Normalmente,la gente que visita Atenas lo suele hacer como parte de algún viaje que luego incluye crucero por las islas, por lo que se cuenta con la desventaja de estar muchas veces sólo un día en la capital, por lo que va a ser imposible ver todos los sitios aquí reseñados. Si por el contrario pasas más días en la capital griega, algo que te aconsejo, te recomiendo entonces que gastes alguna de las mañanas en visitar el Pireo,el puerto de Atenas. Puedes venir en metro (estación de Faliro) y será tu mejor despedida de la capital de Grecia.

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