Nos íbamos ya a por los dos últimos días del viaje. Nuestra primera parada, a unos 50 kilómetros de Inverness, sería Elgin, en el condado de Moray, para visitar las ruinas de su impresionante catedral. Ese día nos amaneció lloviznando asi que echamos ya mano de paraguas e impermeables. Casi que nos vino por un lado bien ya que recorrer las ruinas con esa lluvia le dio un toque muy especial a la visita. Y además, así teníamos excusa para hacer una paradita en el pueblo y tomarnos una sidra, que en Escocia también las hay y muy buenas.

esc2

La catedral de Elgin, a la que también se conoce como La Linterna del Norte, es uno de los complejos históricos más interesantes de toda Escocia. Construída en el siglo XIII, fue uno de los más importantes centros religiosos de toda Europa. Las ruinas sólo dan una idea vaga de la magnitud de esta iglesia y aún así, impresionan y mucho. El ser humano, que es capaz de construir edificios grandiosos para luego destruirlos (así somos, capaces de lo mejor y lo peor), aquí demostró también su ignorancia y brutalidad. El Conde de Bunchan, Alexander Stewart, tras ser excomulgado, quemó en venganza la catedral en 1390, privándonos del esplendor de la que se dice fue la iglesia más bella de todo el Reino Unido.

De las tres torres originales, sólo dos han quedado en pie. Aún así, permanecen varias tumbas (la más antigua la del obispo Archibald) y en general se ha hecho una buena labor de conservación, permitiendo que los visitantes subamos por las torres. Desde luego, una visita magnífica que, además, te cubre la Scotland Pass.

esc3

El resto del día le pasaríamos en Aberdeen, una de las ciudades más importantes de Escocia. El día estaba lluvioso, como comenté, asi que agradecimos que la mayoría de los puntos a visitar se encontraran en el centro histórico. Conocida como la ciudad del granito por estar construídos muchos de sus edificios con este material y relevante puerto marítimo, es una ciudad con mucha vidilla para lo que son estos parajes. Prueba de ello es la Union Street, plagada de tiendas, pubs y restaurantes. El alojamiento fue, por cierto, el Premier Inn (46 libras habitación doble): buen hotel al que, sin embargo, debemos ponerle el pero del detalle tan feo que es dar sólo media hora de wifi gratuita, cuando es un servicio que ya incluyen hasta los hostales más modestos.

Algunas fotos de Aberdeen…

esc4

esc5

esc6

esc7

El día lo acabamos en el Brew Dog, una cadena de cervecerías artesanales fantástica (ya habíamos estado en otras sedes por Escocia). Al ser viernes por la noche, se encontraba hasta los topes. Un par de birras antes de irse acostar, esperando que la mañana siguiente nos deparase mejor tiempo.

Y sí, tuvimos suerte y salió el sol! Nuestra ruta nos conduciría al precioso pueblecito de Stonehaven, una localidad marinera con un pintoresco puerto, muy popular para las vacaciones entre los escoceses…

esc8

Pero nuestro principal motivo para venir a este pueblo de costa era principalmente el castillo Dunnottar, uno de los que más me gustó en todo el viaje. También otro escenario cinematográfico (aquí se grabó la película «Hamlet») y es que su ubicación, en la cima de un acantilado rocoso a 50 metros de altura y con unas vistas espectaculares del Mar del Norte, hacen de él uno de los castillos más bonitos de Escocia.

Aunque a día de hoy sólo han sobrevivido unas pocas ruinas de este impresionante castillo medieval, en mi opinión merece mucho la pena su visita. Las fotos creo que me dan la razón.

esc10

esc11

esc12

Para la hora de comer, ya estábamos en nuestro último destino del viaje: Saint Andrews. Aparcamos en pleno centro de la ciudad y a coger fuerzas en uno de los pubs locales. Fijaos qué buena pinta tenía el salmón ahumado que nos comimos: no nos extraña que el escocés, junto al noruego, sea considerado el mejor del mundo.

esc13

Como el día comenzaba de nuevo a nublarse, no alargamos demasiado la comida y nos fuimos a visitar lo primero la Catedral (las ruinas más bien). La visita también se incluye en la Scotland Pass aunque a nosotros nadie nos la pidió y entraba todo el mundo como Pedro por su casa. La Catedral me impresionó incluso más que la de Elgin: no obstante, en sus tiempos esta fue la catedral más grande de toda Escocia y sus ruinas cubren un área enorme (la nave principal medía más de 100 metros). Tardó en construirse casi 160 años. Sin embargo, a posteriori este descomunal esfuerzo físico y económico de poco sirvió: la Catedral de Saint Andrews parecía haber sido maldecida por la mala suerte, ya que diferentes temporales destrozaron primero el costado oeste y posteriormente el costado sur, sufrió un incendio y el remate se lo daría, a mediados del siglo XVI, la reforma religiosa que se vivió en Escocia, que provocó su semidestrucción y posterior abandono. Sin embargo, lograron sobrevivir muchas estructuras, la más importante la torre de más de 30 metros de Saint Rule.

esc14

esc15

En las ruinas nos encontramos hasta una boda…

esc16

Otra de las visitas que puedes hacer en Saint Andrews es la de su castillo (que también cubre la Scotland Pass), aunque tampoco creáis que queda gran cosa…

esc17

Lo que sí merece la pena es pasear por el centro histórico de Saint Andrews, que aunque es principalmente conocida por ser la cuna del golf, cuenta con monumentos realmente bonitos. Una estampa auténticamente escocesa que nos concedía la mejor despedida antes de volver esa noche a Edimburgo para dormir y coger el vuelo al día siguiente a tierras polacas. Una preciosidad nuestro viaje escocés…¡superó todas nuestra expectativas!

esc18

esc19

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.